Los grandes del capitalismo se relacionan con la búsqueda excesiva por el lucro, disputa por materias primas y recursos naturales, así como el incremento de la individualidad.
El sistema capitalista se constituye a partir del final del siglo XV y comienzos del siglo XVI, siendo en gran parte consolidado por la crisis del feudalismo y por la expansión comercial marítima europea. Ese sistema primeramente se estructuró en un proceso mercantilista, pautado en la intensiva búsqueda por materias primas y minerales, así como en los intercambios comerciales, periodo llamado de Capitalismo Comercial. Posteriormente, con las revoluciones industriales, ese sistema se constituyó en la forma del Capitalismo Industrial hasta alcanzar una nueva forma en el inicio del siglo XX, el Capitalismo Financiero.
La gran cuestión es que, aunque exista un debate fervoroso entre los defensores y los críticos del capitalismo, ese sistema presenta algunos problemas estructurales en su concepción. Es claro que apuntar tales problemas no significa necesariamente oponerse al sistema en sí, una vez que muchos capitalistas, inclusive, también hacen críticas al sistema, generalmente en el sentido de sugerir diferentes formas de comportamiento para que funcione.
El primer gran problema del sistema capitalista, de acuerdo con la revisión histórica, es la búsqueda excesiva de la ganancia, es decir, la acumulación de capital. En una famosa cita, el escritor E. B. White dijo: ‘El problema con el sistema de lucro siempre fue sustancialmente poco lucrativo para la mayoría de las personas’.
En este sentido, se entiende que la demanda por la acumulación de activos significa que hay una mayor tendencia a la concentración del ingreso y, en consecuencia, menos democracia dentro de la economía y la sociedad. Por otra parte, la búsqueda de la ganancia estaría en el centro del crecimiento del individualismo y la búsqueda de medios ilícitos para el enriquecimiento, tales como el robo y la corrupción.
La disputa intensa por materias primas y condiciones más rentables para producir bienes está en la base también de las críticas direccionadas al capitalismo y sus problemas. En ese sentido, se registra un histórico de guerras – muchas de ellas anteriores al propio Capitalismo – que se justificaron por la búsqueda por mejores condiciones para el abaratamiento con la adquisición de productos primarios utilizados en la fabricación de otros productos. Un ejemplo es el petróleo, un recurso muy deseado por varios países, lo que motivó una serie de conflictos directos e indirectos.
Una de las consecuencias de la búsqueda de materias primas es mayor explotación de los recursos naturales, sobre todo porque con el capitalismo, viene el consumismo y la necesidad de fabricación de otros productos. Se resalta que la idea consumista no procede solamente del interés del ciudadano en adquirir más productos, sino de las lógicas de obsolescencia programada y de estética de las mercancías que amplían el nivel de consumo más allá de lo necesario. Grupos ambientalistas, por ejemplo, critican esa lógica por considerarla dañina al medio ambiente.
Además de estos problemas más generales, existen también aquellos que ocurren en fases específicas de la historia. En la fase actual del capitalismo, por ejemplo, se critica mucho la especulación exacerbada en torno a títulos y acciones, además de las especulaciones en general, posicionamiento que se intensificó con la reciente crisis financiera del capitalismo.
El mayor problema es la lógica actual de monopolizar o oligopolizar el mercado, cuando las grandes empresas se unen en un área de comercio y de producción o cuando las grandes empresas adquieren otra fuerza más pequeña. Tal tendencia sería una de las principales causas del aumento de la concentración del ingreso y la ausencia de democracia en el campo de la infraestructura y el acceso a los bienes tangibles e intangibles de la sociedad en general.
Independientemente de las críticas del capitalismo, se registra nuevamente que enumerarlas no significa necesariamente ser ideológicamente de izquierda u oponerse al sistema (anticapitalista), una vez que incluso nombres consagrados en el propio sistema capitalista ya fueron críticos integrales o parciales, tales como Adam Smith. La oposición al capitalismo depende más de una opción política que una observación de las limitaciones y contradicciones que ese sistema posee.