Una de las condiciones más primitivas de orientación se lleva a cabo mediante la observación de estrellas, en un tiempo en que los viajeros usan con frecuencia ese artificio al no tener disponible otras tecnologías más avanzadas. Las principales reseñas en su guía son el Sol, la Luna y las estrellas. Sin embargo, la localización no era tan precisa como la facilitada por los instrumentos más modernos.
Los grandes centros urbanos son regionalizados en zonas divididas en zona sur, norte, este y oeste. Existe una forma sencilla de orientación que no exige de un instrumento de medida, se trata de la posición del Sol que ayuda a situarnos en la ciudad, en el cambio y en los bosques.
Así pues, se hace posible guiarse sin tener a nuestra disposición herramientas como brújulas, GPS, mapas y otros utensilios. La persona debe conocer en qué dirección nace el Sol (este). Desde ahí, puede colocar su brazo derecho hacia el Sol, la parte frontal del sujeto es el norte, automáticamente sabremos que el sur se encuentra detrás y, por consecuencia, el oeste está en el brazo izquierdo donde se coloca el Sol.
La orientación realizada por la observación de las estrellas tiene un uso generalizado entre la población rural, los pescadores y navegantes que por lo general conocen bien las características generales del cielo nocturno. No obstante, existen diferencias entre los hemisferios en relación con las constelaciones. En el hemisferio norte la orientación se produce a través de la dirección de la Estrella Polar y en el hemisferio sur por la Cruz del Sur.
