Como todos los cuerpos del Universo, la Tierra no deja de circular. Ella lleva a cabo numerosos movimientos. Los dos movimientos principales de nuestro planeta son la rotación y traslación, cuyos efectos se sienten en el día a día.
Rotación
El movimiento de rotación terrestre es el giro que el planeta realiza alrededor de sí mismo, es decir, en torno a su propio eje. Ese movimiento se realiza en un sentido anti-horario, de oeste a este, y tiene duración de aproximadamente 24 horas. Gracias al movimiento de rotación, la luz solar va progresivamente iluminando diferentes áreas, lo que resulta en la alternancia de días y noches en los distintos lugares de la Tierra.
Vale recordar que, durante el año, la iluminación del Sol no es igual en todos los lugares de la Tierra, pues el eje imaginario, en torno al cual la Tierra hace su rotación, tiene una inclinación variable en relación al plano de la órbita terrestre.
El movimiento aparente del Sol –es decir, el desplazamiento del disco solar, visto desde la superficie– se produce de este a oeste. Por eso, desde hace miles de años, el Sol sirve como punto de referencia: la dirección en la que aparece por la mañana es el este o naciente y la dirección donde desaparece al final de la tarde es el oeste o poniente.
Traslación
Ya el movimiento de traslación es aquel que la Tierra realiza alrededor del Sol junto con los otros planetas. En su movimiento de traslación, la Tierra recorre un camino –u órbita– que tiene la forma de una elipse.
La velocidad media de la Tierra al describir esa órbita es de 107.000 kilómetros por hora, y el tiempo necesario para completar una vuelta es de 365 días, 5 horas y cerca de 48 minutos.
El tiempo que tarda la Tierra para dar una vuelta completa alrededor del Sol es conocido como año. El año estándar posee 365 días. Como el año sideral –o tiempo real del movimiento de traslación– corresponde a 365 días y 6 horas, cada cuatro años tenemos un año de 366 días, que es conocido como año bisiesto.
Estaciones del año
Las fechas que marcan el comienzo de las estaciones también determinan la forma y el grado en que los rayos del sol inciden la Tierra en su movimiento de traslación. A estas fechas se les da la denominación de equinoccio y solsticio. Para observar dónde y qué tan intenso rayos solares afectan a diferentes lugares de la superficie terrestre, se toma como punto de referencia el Ecuador.
Las estaciones del año están directamente relacionadas con el desarrollo de actividades humanas como la agricultura y la ganadería. Asimismo, determinará los tipos de vegetación y el clima en todas las regiones de la Tierra. Son opuestas en relación a los dos hemisferios del planeta (Hemisferio Norte y Hemisferio Sur).
Cuando es invierno en el hemisferio norte, es verano en el hemisferio sur. Del mismo modo, cuando sea primavera en uno de los hemisferios, será otoño en el otro. Esto es precisamente debido a la posición que ocupa en cada hemisferio del Sol en ese momento, que determina la cantidad de luz solar que recibe.
Durante el invierno, las noches son mucho más largas, cuanto más se aleja el Sol de la línea de Ecuador. Es este alejamiento que hace que se produzca la disminución de las temperaturas. Ya durante el verano, los días son mucho más largo cuanto más se aproxima el Sol a la línea de Ecuador y a los trópicos. Por ello, las temperaturas se intensifican. En otoño y en primavera, los días y noches tienen la misma duración.
Equinoccio
El 21 de marzo, los rayos del sol caen perpendicularmente sobre la línea del Ecuador, y día y noche poseen la misma duración en la mayoría de los lugares de la tierra. De ahí el nombre de ‘equinoccio’ (noches o días iguales). Ese día, en el hemisferio norte, es el equinoccio vernal – y en el hemisferio sur, el equinoccio de otoño.
El 23 de septiembre, ocurre el fenómeno contrario: el equinoccio de primavera en el hemisferio sur – y el equinoccio de otoño en el hemisferio norte.
Solsticio
Los solsticios ocurren el 21 de junio y 21 de diciembre. El 21 de junio, los rayos del sol caen perpendicularmente sobre el trópico de Cáncer, situado en el 23 27 30, en el hemisferio norte. En ese momento ocurre el solsticio de verano en ese hemisferio. Es el día más largo y la noche más corta del año, que marcan el inicio del verano. Mientras, en el hemisferio sur, sucede el solsticio de invierno, con la noche más larga del año, marcando el comienzo de la temporada de frío.
Ya el 21 de diciembre los rayos del sol son exactamente perpendiculares al Trópico de Capricornio, que se encuentra en el 23 27 30, del hemisferio sur. Es el solsticio de verano en el hemisferio sur. Ese día, la parte sur del planeta recibe mayor cantidad de luz solar que la parte norte, propiciando el día más largo del año y el inicio del verano. En el hemisferio norte, sucede la noche más larga del año. Es el inicio del invierno.
La temporada comienza, en verdad, cuando la Tierra y el Sol están en una posición en la que los rayos solares caen perpendicularmente a la línea del Ecuador (primavera y otoño) o a uno de los trópicos (verano e invierno).