Al contemplar el desarrollo de la independencia en la América española vemos que la distinción entre las élites locales tuvo gran influencia en el proceso. Por un lado, los hombres nacidos en España habían ocupado los puestos administrativos de confianza. Por otro lado, los criollos, a pesar de ser hijos de españoles y tener el control de los medios de producción local, no tenían ese mismo privilegio por haber nacido en ese continente.
Con el tiempo, la élite criolla, a menudo influenciada por los ideales de la Ilustración, comenzó a criticar el proceso visible de la exclusión impuesta por el modelo colonial español. A finales del siglo XVIII, la elite misma vio en la ruptura del pacto colonial una buena oportunidad para aumentar sus ganancias mediante el cumplimiento de las exigencias de los países industrializados, especialmente Inglaterra.
A principios del siglo XIX, con el estallido de las guerras napoleónicas, la conquista de la corona española estableció una crisis de autoridad muy propicia para establecer la independencia de las regiones de América Latina. No es coincidencia que los criollos se movilizasen en tropas para ganar a los presidentes de la metrópoli y consolidar la formación de varias naciones independientes. Al parecer, una nueva página en la historia americana estaba comenzando.
Sin embargo, incluso con la independencia, nos damos cuenta de que la estructura social y económica de las regiones de América ha cambiado muy poco. Los criollos poderosos controlaban la tierra y ahora también lo hacen a la vanguardia en las esferas del poder político. Al mismo tiempo, la población india continuó experimentando la misma situación de explotación y miseria del pasado. Por lo tanto, el fin de la colonización preservaría otras prácticas tradicionales desde los colonos españoles.
Para muchos estudiosos, el alcance de la autonomía sólo vino a cambiar el nombre de aquellos que asumen el papel jugado anteriormente por España. Desde entonces, Gran Bretaña y los Estados Unidos serían las grandes potencias responsables del mantenimiento de los gobiernos sometidos a sus intereses. En este contexto, la estructura económica siguió vinculada a la demanda de bienes industriales, y las exportaciones de materias primas agrícolas y de otros géneros como el petróleo.
Aún hoy, algunos países todavía están sintiendo los efectos de todo este proceso conservador y elitista. La miseria, el desprecio por las leyes, la falta de oportunidades, el atraso económico son sólo algunos de los temas que se mantienen en la historia de América. Por otro lado, también hay que señalar que otras naciones han tenido la presencia de los movimientos populares y la consolidación de regímenes democráticos han abierto la posibilidad de un posible cambio futuro.