Elaborado por Robert E. Park, el concepto de zona de transición surge introducido en el ámbito de una tradición de investigación llamada Escuela Sociológica de Chicago. Estableciendo sus directrices metodológicas en base a la primacía de la observación directa y en los métodos de trabajos etnográficos utilizados por antropólogos como Lowie y Boas, bien como el énfasis dado a estudios que integrasen la percepción y comprensión que el individuo tenía de su sistema social, la Escuela Sociológica de Chicago adopta como núcleo temática el binomio marginalidad (en cuanto al desvío de reglas socialmente valorizadas) y control social.
La idea de una sociología de la desviación surge en un contexto en que situaciones concretas designadas anomalías sociales, en contexto urbano, fundamentan la ruptura del vínculo social, originando comportamientos desviantes y permitiendo la existencia de una desorganización social concreta, una vez que se comprueba la pérdida de influencia de las reglas socialmente reconocidas entre elementos de un determinado grupo.
La existencia de los submundos intersticiales, tal como escribe Trasher (1927), o zonas de transición, según Park (1925), surgen como producto de la desorganización de las bases tradicionales de solidaridad y de control social, causado por el desarrollo incontrolado de las zonas urbanas, que conduciría a la aparición de grupos de jóvenes marginales, a través de los cuales los individuos buscan asegurar su supervivencia y establecer mecanismos de integración social.
