El volcán corresponde a una estructura geológica que surge de la emisión de magma, los gases calientes y partículas en la Tierra a la superficie.
Los volcanes tienen una forma cónica, cuando están en activo liberan grandes cantidades de cenizas, gases y magma líquido en forma de aerosol sobre la atmósfera pudiendo provocar un proceso de enfriamiento temporal. Cada conjunto de los gases liberados se ajusta a un tipo de contaminación natural.
Los eventos volcánicos son considerados un gran desastre natural que a menudo presentan resultados a nivel global. Este fenómeno natural, así como otros que suceden, no es capaz de predecirse con precisión, y muchas veces produce un daño sin precedentes como los sismos de gran escala.
Las pérdidas económicas afectan directamente a las áreas de bienes raíces comerciales cerca de los volcanes. Los volcanes obstaculizan el turismo y desvían recursos públicos para la reconstrucción de las ciudades afectadas por el fenómeno.
Los volcanes esparcidos a lo largo de la superficie de vez en cuando pueden establecer una conexión con el contacto de las placas tectónicas, los que no están en estas regiones están sobre los puntos más calientes del planeta.
Los volcanes activos han causado su energía debido al movimiento de las placas tectónicas. Hay volcanes que permanecen propicios a entrar en erupción en cualquier momento, como las que se encuentran en la región del anillo de fuego alrededor del Océano Pacífico.
Cuando ocurre una erupción sucede el desarrollo de las explosiones que expulsan lava y otros gases que forman nubes nubladas a su alrededor.
En forma simplificada, los volcanes son estructuras geológicas que favorecen la emisión de magma a la superficie y tienen la función de un escape de magma y gases.
