Los trasplantes consisten en métodos quirúrgicos de sustitución de un órgano o tejido de un individuo a otro, asegurando una posible mejora en la calidad de vida del receptor, ya que estos procedimientos se adoptan como última alternativa terapéutica. Están previstos en la ley la remoción de órganos, tejidos y partes del cuerpo humano para fines de trasplante y tratamiento.
Los donantes pueden ser sujetos vivos o fallecidos. Estos primeros pueden ceder parte de su hígado, médula ósea o uno de sus riñones, siendo la donación generalmente realizada por familiares, reduciendo considerablemente problemas asociados al rechazo del órgano por el organismo del receptor.
En el segundo caso, la donación de órganos es cedida a través de la autorización de los familiares de las personas víctimas de muerte encefálica, que es la interrupción definitiva e irreversible de todas las actividades cerebrales (no confundir con el coma), confirmada por al menos dos médicos pertenecientes al equipo de retiro o trasplante del órgano, y después al menos dos baterías de test, con intervalo de seis horas entre ellas. Este es el procedimiento más frecuente relacionado con esa práctica.
La extracción de órganos es hecha por el equipo médico específico, siendo el cuerpo liberado en un plazo máximo de dos días. Los riñones, pulmones, piel, corazón, hígado, páncreas, córneas, tendón rotuliano y algunos huesos de un solo paciente pueden salvar las vidas de muchas personas, siendo estos encaminados a pacientes compatibles, según criterios como el estado de salud del receptor, edad y tiempo de espera.
En general, pacientes en situación de salud más grave son atendidos preferencialmente, y no por orden decreciente de edad, como sucedía con otros criterios en el pasado. Con esa modificación, se percibió que el número de muertes en pacientes en colas de espera de trasplantes disminuyó significativamente.
Muchos receptores consiguen tener una larga vida útil y de calidad, pero todos ellos deben hacer el uso de medicamentos contra la remoción, y posiblemente algunos contra los afectos adversos de estos.
Sólo el 1%, aproximadamente, de todas las personas que murieron son donantes potenciales, y debido a la delicadeza de la situación, el número de donantes de órganos y tejidos, a pesar del aumento cada año, es todavía muy bajo.
