Barroco en Holanda
Al iniciar el siglo XVII muchos artistas holandeses, incluido Hendrick Goltzius, aún pintaban al estilo manierista. El barroco de Caravaggio llegó a Holanda en el momento en que determinados artistas, entre los que destacan Gerrit van Honthorst y Hendrik Terbrugghen, retornaron a su país natal provenientes de Italia; hacia 1620 el naturalismo se encontraba fuertemente asentado en la escuela de Utrecht.
Arte barroco en Flandes
Desde Italia, donde recibieron su formación los destacados artistas de la fase, el barroco se propagó vertiginosamente por el norte de Europa. Cada país, sin embargo, dependiendo de su específico situación política, religiosa y financiera, evolucionó hacia desemejantes versiones del estilo.
El barroco en Flandes está sometido por la brillantez de Petrus Paulus Rubens. A lo largo de los años de juventud, el estilo pictórico de Rubens recibió influencias de fuentes italianas tan múltiples como Caravaggio, los Carracci y Miguel Ángel, como se aprecia, por ejemplo, en el Rapto de las hijas de Leucipo (1616-1617, Alte Pinakothek, Munich). Rubens y sus ayudantes realizaron un considerable número de cuadros de asuntos mitológicos y religiosos para clientes y mecenas de toda Europa.
Arte barroco en América Latina
A lo largo de los siglos XVII y XVIII, la arquitectura barroca latinoamericana conservó las pautas indicadas por la península Ibérica sin embargo con algunas peculiaridades. Una de ellas es su sorprendente pluralidad, condicionada por el propio medio físico, la gran diversidad de materiales existentes en cada área geográfica y la presencia de un pasado precolombino. Entre los condicionantes físicos, la frecuencia de terremotos en algunas zonas como Guatemala o Perú produjo ciertos patrones estéticos, al tiempo que conducía al desarrollo de técnicas constructivas especialmente resistentes a los movimientos sísmicos como la quincha (red de cañas atadas con cordobanes aglutinados con barro).
Arquitectura barroca en España
La sobria austeridad geométrica impuesta por Juan de Herrera en el monasterio de El Escorial se mantuvo en la arquitectura barroca española de la primera mitad del siglo XVII. Los ideales contrarreformistas y el espíritu de la casa de Austria posibilitaron la pervivencia de este modelo arquitectónico, tal como se aprecia, por ejemplo, en las construcciones de Juan Gómez de Mora.
Escultura barroca en España
El arte italiano apenas tuvo influencia sobre la escultura barroca española, inclinada, básicamente, a la convencional talla en madera policromada. El realismo y la penetrante desasosiego por el detalle, puestos al servicio del fervor religioso contrarreformista, son sus características elementales; las figuras en términos generales se pintan (policromía) e incluso a veces llegan a emplearse ojos de cristal, vestimentas legítimas y pelo natural.
Pintura barroca en España
A lo largo del siglo XVII la pintura española atravesó uno de los momentos terminantes de su historia, pasando del realismo tenebrista de la primera mitad del siglo, al colorismo y la luminosidad de influencia flamenca de la segunda mitad. En arquitectura persistió la severidad y austeridad formal proveniente de los modelos herrerianos y escurialenses. La necesidad de lujo se señaló especialmente en elementos decorativos como retablos dorados, frescos, fachadas, hornacinas o columnas salomónicas, que conforme transcurría el siglo lo iban recubriendo todo.
El repentino surgimiento del naturalismo barroco en España estuvo motivado por la influencia de Italia y, especialmente, por la relevancia política de la Iglesia católica.
Arquitectura barroca en Italia
Entre los destacados arquitectos del primer barroco sobresale Carlo Maderno, conocido especialmente por la conclusión de San Pedro del Vaticano. Entre 1606 y 1612 prolongó la nave de la basílica y levantó la fachada monumental de esta iglesia iniciada por Donato Bramante cien años aproximadamente.
Adicionalmente de Bernini, los arquitectos más destacados de la Roma barroca fueron Francesco Borromini y, en menor medida, Carlo Rainaldi. Juntos diseñaron la iglesia de Santa Inés en la plaza Navona (comenzada en 1652). La refinado ondulación de la fachada de San Carlo alle Quattro Fontane (1665-1667) en Roma, obra de Borromini, con sus ritmos cóncavos y convexos llevados al interior mediante una planta oval, podría considerarse como la terminación del estilo barroco en Italia.
Arquitectura románica en Francia
La arquitectura románica en Francia se caracteriza por las desemejantes soluciones que acogió en la construcción de bóvedas. Incluso en Provenza, donde se encuentra la arquitectura románica más clasicista: la nave central se cubrió en términos generales con bóveda de cañón. Pero, los edificios provenzales siguen estrechamente los modelos romanos en sus proporciones y detalles decorativos.
Escultura barroca en Italia
La respuesta antimanierista en la escultura italiana tiene su primer ejemplo importante en la Santa Cecilia de Stefano Maderno (1600, iglesia de Santa Cecilia in Trastevere, Roma). El gusto por lo curvilíneo, el dramatismo y la pronunciada torsión de los cuerpos son características que se repiten en sus primeros trabajos.
La arquitectura del arte románico
Arte románico, estilo artístico que floreció en Europa desde en torno a el año 1000 d.C. hasta la aparición, en la segunda mitad del siglo XII, del estilo gótico. Se desarrolló especialmente en el campo de la arquitectura, aunque igualmente se aplicó a la escultura, la pintura y las artes decorativas.
Arte y arquitectura hispanomusulmanas en el periodo cordobés y de taifa
La arquitectura islámica española ofrece edificios que son fundamentales para la comprensión del arte musulmán, tanto por ser autora de maneras interesantes, como por el papel que desempeña en la divulgación de maneras y técnicas orientales.
El arte del bronce, manuscritos y marroquinería del islam
Algunos de los bronces islámicos más refinados se han preservado en los tesoros de las iglesias europeas. Al principio se tomaron las formas Sasánidas sin embargo el periodo fatimí produjo vasijas de bronce con forma animal, así como candiles y platos. A pesar de que en el este de Irán se realizaron atrayentes piezas grabadas con incrustaciones de cobre y plata, los bronces más refinados fueron producto de los talleres de Mosul (Irak), durante los 50 años que anticiparon a la conquista mongola.
Vidrio, ebanistería y eboraria en el arte islámico
Los artistas musulmanes trabajaron el vidrio usando primero las técnicas empleadas en Egipto y en el Irán Sasánida y, ulteriormente, desarrollando otras nuevas como en el caso de los fatimíes, que produjeron vidrio tallado, vidrio brillante pintado y vidrio estampado.
Escultura renacentista en España
En cuanto a la escultura del Renacimiento en España, las características generales son el predominio de lo religioso con la resultante desaprobación de asuntos profanos, el gusto por lo directo, lo expresivo y el realismo, y el uso de la madera policromada, tanto para retablos como para imágenes. En el primer tercio del siglo XVI destacan en España algunos artistas italianos y algunos escultores españoles como Vasco de Zarza o Bartolomé Ordóñez, introductor del canon idealista de belleza.
Cerámica en el arte islámico
Una de las expresiones artísticas que alcanzó mayor fama dentro del arte islámico es la cerámica, en la que se puede considerar un grado de innovación e inventiva comparable al de las artes plásticas de otras culturas.
Artes decorativas en el islam
La proscripción de la temática figurativa, contenida en los hadit, es parecida a la iconoclasia elaborada durante el periodo del Imperio bizantino.
Estas prohibiciones o recomendaciones se seguían estrictamente en el caso de la arquitectura religiosa, como en el caso de las mezquitas, sin embargo la arquitectura civil las transgredía en numerosas ocasiones, dependiendo en cualquier caso de la ortodoxia del gobernante de turno. En el palacio de Msatta (fundamentos del siglo VIII) en el desierto sirio, se aprecia una clara distinción entre la ornamentación de las dependencias laicas y las religiosas.
El Renacimiento en España
En España, los pintores renacentistas jamás consiguieron llegar al nivel artístico de Italia y los países del norte de Europa, aunque su arte se encontraba muy asociado a ambas tradiciones. Los mecenas españoles confiaron a pintores y escultores extranjeros sus obras de arte más destacadas. Incluso en el siglo XVI, Tiziano fue el pintor de la corte española, pese a que no siempre se mantuvo en el país. En arquitectura, no se cimentarían edificios en estilo renacentista hasta finales del siglo XVI. Un ejemplo es el monasterio de El Escorial, complejo arquitectónico construido por anhelo del monarca Felipe II cerca de Madrid. En su construcción intervinieron dos arquitectos: el primero, Juan Bautista de Toledo, se había formado en Italia y había trabajado a las órdenes de Miguel Ángel.
Arte islam: decoración arquitectónica
El estuco, el ladrillo y el azulejo se utilizaron como elementos decorativos en los edificios islámicos. Los Selyúcidas añadieron la cerámica vidriada (véase más abajo Cerámica). La superficie de los mihrabs, con sus bandas de inscripciones coránicas, se realizó en estuco tallado o barro vidriado. Los paneles murales se decoraron con motivos decorativos de lacería geométrica sobre azulejos.
Desarrollo histórico del arte islámico
El desarrollo del arte islámico desde el siglo VII al XVIII se organiza en tres momentos históricos. El periodo de formación, que coincide en torno a con el califato Omeya (661-750), bajo cuyo mando el territorio islámico se difundió desde Damasco (Siria) hasta España; el periodo medio que engloba la fase de los califas Abasíes (750-1258), establecidos en Bagdad (Irak), hasta la conquista mongola, y el periodo que sucede entre esta conquista y el siglo XVIII.
Arquitectura del gótico tardío
La última etapa de la arquitectura gótica francesa recibió el nombre de gótico flamígero o flamboyant, nombre derivado de los paralelismos entre los motivos de la intrincada tracería curvilínea y la forma de las llamas. La profusa ornamentación del estilo flamígero se localiza en términos generales en torno a los vanos exteriores. El interior de las iglesias promovió un proceso de simplificación inspirado en la eliminación de impedimentos visuales, como los capiteles sobre soportes verticales. El interés estructural se concentró en las bóvedas, cuyos nervios, terceletes y ligaduras componían una tupida red de liosos diseños.