El citoesqueleto es el conjunto de filamentos finos de proteínas presentes en el citosol de las células, responsables por la sustentación y forma, permitiendo su movimiento y el transporte de sustancias.
‘Simbólicamente, posee funcionamiento celular similar al esqueleto y la musculatura’. Su composición está estructurada básicamente por dos tipos de filamentos de proteína: microfilamentos y microtúbulos, permitiendo una conformación extremadamente dinámica que continuamente se restaura agregando y eliminando sus constituyentes.
Microtúbulos → son pequeños y finos tubos cilíndricos y huecos, con aproximadamente 20 nanometros de diámetro y algunos micrómetros de largo, formados por proteínas globulares denominadas de tubulinas alfa y beta dispuesta en orden helicoidal, asociadas a proteínas auxiliares (dineina y cinesinas).
Microfilamentos → son filamentos fibrosos de 3nm a 6nm de diámetro, formados por moléculas de proteínas de actina y miosina, que particularmente se unen mediante el establecimiento de un doble filamento torcido.
Entre las funciones del citoesqueleto se encuentran:
- Participación en la organización de centriolos, cilios y flagelos.
- Orientación y desplazamiento de los cromosomas, formando las fibras el huso y del áster, durante el proceso de división celular (mitosis y meiosis).
- Soporte para mantener la disposición de organelos citoplásmicos.
- Proyección y retracción citoplasmática que conduce a las células a cambiar de forma (la emisión de pseudópodos).
- Ejecución de la contracción muscular por desplazamiento de los filamentos de miosina sobre los de actina.