Platero y Yo (Reseña)
Platero y Yo, del gran poeta Juan Ramón Jiménez (Premio Nobel de la Literatura, en 1956), es una de las obras primas de la literatura española del siglo XX. Cuando el libro fue publicado por primera vez, en 1914, la crítica en España y en la América española lo acogió con entusiasmo. Se trata de una narrativa en prosa poética, en primera persona, que acompaña de una primavera a otra las andanzas del poeta por Moguer, su aldea natal, en la compañía de un burro llamad Platero, un compañero inseparable.
En esta edición, son 64 capítulos, donde los recuerdos de la antigua Moguer de su infancia se mezclan a la nueva realidad percibida por el adulto. Platero y yo es un magnífico poema en prosa donde Juan Ramón Jiménez describe el ambiente y la vida de la gente simple de su pequeña aldea andaluza, y también la afección que lo une al burrito Platero, que unas veces le sirve de confidente, y otras es el verdadero sujeto de la acción. Ambos, joven y burro, recorren las calles de la aldea y los campos a su alrededor, cambiando impresiones e imaginando aventuras, o cruzándose con algunos de coetáneos (la hija del carbonero que entona una canción de embalar, los niños pobres que juegan, el panadero que hace su entrega del mediodía, etc.
Servido por maravillosas ilustraciones, Platero y yo quedará siempre en el corazón de los lectores. Lo que más enternece al lector es el cariño devotado a Platero y la conversación que el narrador mantiene con el burro parece que estamos ante Vicente y su caballo azul, pieza teatral de María Clara Machado que presenta el mismo proceso antropomórfico de Platero y la misma sensibilidad poética. En todo el recorrido de la narrativa, Platero es tratado como un ser dotado de sentimientos propios del hombre y el libro concluye de forma nostálgica – Platero muere. Se comprende así el motivo de su subtítulo: Elegía andaluza.
Sobre el autor
Juan Ramón Jiménez nació en 1881 en Moguer, Andalucía, región que celebraría Platero y yo (1914). Profundamente influido por la obra del poeta Rubén Darío, publica a los 18 años, en 1900, sus dos primeros libros de poemas. La muerte de su padre, en el mismo año, daría origen a una depresión profunda que lo forzaría a un largo internamiento en una institución psiquiátrica en Francia.
En 1905 regresa a Andalucía, donde sufriría una nueva depresión nerviosa. Su estado, agravado por la creciente ruina familiar, no lo impediría de escribir lo que vendría a ser Platero y yo, durante paseos por el cambio. La obra vendría a ser publicada diez años después, en 1915 ya Jiménez se establecería definitivamente en Madrid.
A partir de 1912, realiza varios viajes por Francia y por Estados Unidos, donde, en 1916, se casa con Zenobia Camprubi Aymar, su compañera y colaboradora hasta el fin de la vida. En 1936, en el inicio de la Guerra Civil de España, deja el país, ocupando un cargo diplomático en la Embajada de Washington. En los años siguientes, la pareja viviría todavía en Cuba y en Nueva York, antes de instalarse definitivamente en Puerto Rico, en 1951. Aquí, como antes en Nueva York, y en Cuba, Jiménez enseñaría Literatura española. En 1956, la Academia Sueca le atribuyó el Premio Nobel de la Literatura. Tres días después de la entrega del premio, muere Zenobia. Jiménez jamás se recuperará de esta pérdida y permanece en Puerto Rico hasta sus últimos días de vida. Moriría dos años más tarde, en 1958. Los restos mortales de ambos serían trasladados para el Cementerio de Jesús de Moguer en el mismo año.
Las indicaciones literarias deben ser consideradas auxiliares y complementarias para facilitar la comprensión del autor y su trabajo. Para un mayor entendimiento se recomienda una lectura completa de la obra. Vea más resúmenes, críticas y análisis en el listado de resúmenes.