Inglaterra determinó un pacto colonial para las colonias del sur y una relativa libertad para las colonias del norte. En este sentido, cabe resaltar la diferenciación entre colonias de poblamiento y colonias de explotación.
El clima de las colonias del norte era similar al de Inglaterra, de manera que los productos más demandados por el comercio internacional de la época (azúcar y algodón) no eran bien producidos en aquella región.
Además, la mayor parte de la colonización e invasión de esos territorios fue realizada por empresas particulares, sin influencia directa del gobierno británico.