Siguiendo la alegoría platónica del Mito de la Caverna, el ser humano debe salir del mundo sensible para alcanzar el mundo inteligible. Ese camino es recorrido a través de la dialéctica. Dudamos de lo que percibimos y sentimos para pensar en lo que vemos y cuestionarlo. Por encima del mundo inteligible se encuentra la idea del Bien, siendo ése el ápice de ese recorrido hacia el conocimiento verdadero.