Muchas veces tanto racismo como xenofobia, ambos fenómenos diferenciados, pueden ser considerados similares o de la misma raíz. Esto sucede cuando un grupo social específico comienza a mostrarse hostil frente a otro, en general, minoritario. Xenofobia es un concepto que se refiere a la discordancia u odio hacia personas de distinta región a la del grupo discriminador. En cuanto al racismo, se trata de una premisa de defender una raza por encima de otra. Esta antipatía vivida en racismo y xenofobia genera un movimiento en el que el grupo más unido y homogéneo es el que hostiliza al grupo considerado como débil o diferente, pues no aceptan seguir las mismas reglas y principios dictados por el primero. Históricamente, el concepto se ha radicalizado y ha degenerado en eventos catastróficos contra etnias y personas distinguidas por su origen.
Los principios de ambos fenómenos se basan en criterios no racionales que manejan argumentación en la diferencia física como forma de establecer supremacía. Finalmente, estos comportamientos se convierten en la base del racismo.
Para combatir el racismo en el mundo se han promulgado diferentes leyes antirracistas elaboradas en diversos países con el objeto de castigar este tipo de actos. Esas leyes existen a pesar de que los científicos modernos en el campo de la biología afirman que no existen razas.