Utilizando el mismo tiempo, la posibilidad del anonimato y llegar a millones de usuarios de Internet, el racismo se ha extendido de forma intensiva en el mundo digital durante los últimos diez años. A través de discursos de índole racista, revisionistas o neonazistas, millares de sitios, blogs, comunidades virtuales de Orkut y MySpace han diseminado el odio racial a la intolerancia.
En varios países, la divulgación del racismo, incluso por medio Internet, es un crimen, ya que se caracteriza por la legislación propia de distintos sistemas legales. Algunos sitios tratan de defender el derecho a la libertad de expresión y dicen que no se consideran racistas, simplemente expresan opiniones divergentes.
Quienes defienden este tipo de pensamiento sugieren diversas maneras de cómo mantener el material fuera del alcance de las autoridades. Por esta característica, muchos sitios, principalmente los alojados en sistemas gratuitos con una clara política acerca de estos contenidos, permiten remover fácilmente todo el contenido generado pero, sin embargo, pueden llegar a volver a reaparecer en nuevos servidores o dominios con alojamiento en el extranjero.
La nueva ola de discriminación racista por Internet es una réplica de cómo la sociedad es capaz de exhibir sus ideales y sus pensamientos antisociales en una esfera donde se escudan con la posibilidad de no ser conocidos.