Las vitaminas son compuestos orgánicos nutritivos necesarios para el correcto funcionamiento del organismo. Pueden ser liposolubles (solubles en lípidos, absorbidos por el intestino y transportados por el sistema linfáticos) e hidrosolubles (solubles en agua, absorbidos por el intestino y transportados por el sistema circulatoria).
La falta de vitaminas en el cuerpo que causan enfermedades llamadas avitaminosis y su exceso causa un problema llamado hipervitaminosis. Vea a continuación las vitaminas que deben ser repuestas en nuestro organismo.
Vitaminas hidrosolubles
Vitamina B1 o tiamina: actúa sobre el sistema nervioso, músculos y el corazón. Asiste a las células en la producción de energía a partir de carbohidratos y mejora la memoria y la mente. Sus fuentes son: carne, verduras, granos enteros, nueces, yema de huevo, hígado, maní, pescado y verduras.
Vitamina B2 o riboflavina: favorecen las grasas, azúcares y proteínas, además de ser importante para la piel, ojos, boca y pelo. Sus fuentes son cereales en grano, productos lácteos, carnes, huevos, hígado, semillas de girasol, guisantes, col y berros de agua.
Vitamina B3 o niacina: proporciona una piel sana, protege el hígado, tejido nervioso y el sistema digestivo, así como regula el colesterol en la sangre. Sus fuentes son: leche en polvo, frutos secos, carnes, hígado, habas, maní, limón, pescado y cereales.
Vitamina B5 o ácido pantoténico: controlan el estrés, produce hormonas suprarrenales, colabora en la formación de anticuerpos, en el metabolismo de grasas y azúcares, convierte lípidos, carbohidratos y proteínas en energía además de producir esteroides y cortisona en la glándula suprarrenal. Sus fuentes son: carne, hígado, setas cocidas, aguacate, huevos, leche, verduras, legumbres y granos enteros.
Vitamina B6 o piridoxina: favorece la respiración de las células y ayuda en el metabolismo de las proteínas. Sus fuentes son: carne, verduras, granos enteros, leche, hígado, pescado, legumbres y atún.
Vitamina B9 o ácido fólico: ayuda en la formación del ácido tetrahidrofólico (coenzima F), en la formación de los ácidos nucleicos, células rojas de la sangre y tejido nervioso además a la regeneración y maduración de los eritrocitos. Sus fuentes son: verduras verdes, naranjas, frutos secos, legumbres, granos enteros, levadura de cerveza y huevo.
Vitamina B12 o cobalaminas: actúa sobre la formación de la sangre y el mantenimiento del sistema nervioso. Sus fuentes son: carnes rojas, huevo, leche, hígado y pescado.
Vitamina H o biotina: participa en el metabolismo de las proteínas y carbohidratos además de actuar en la formación de la piel. Sus fuentes son: levadura de cerveza, arroz, carne, verduras, leche, huevos y nueces.
Vitamina C o ácido ascórbico: ayuda en la formación de huesos y dientes, da más resistencia al organismo, protege los vasos sanguíneos, ayuda a la respiración celular y estimula las glándulas suprarrenales. Sus fuentes son: fruta (sobre todo cítricos), verduras, guisantes, pimientos rojos o verdes y legumbres.
Vitaminas liposolubles
Vitamina D: mantiene el calcio en la sangre, actúa en las funciones metabólicas, neurológicas, cardíacas y musculares además de actuar como hormonas después de ser hidroxilado en el cuerpo. Sus fuentes son: leche y sus derivados, yema de huevo, vegetales ricos en aceite, pescado de agua salada y los productos alimenticios de origen animal.
Vitamina E: opera en funcionamiento del tejido muscular, formación de las células sexuales, es esencial para la sangre y protege contra la enfermedad de Parkinson. Sus fuentes son: germen de trigo, verduras, nueces, granos enteros, verduras, aceites vegetales y yema de huevo.
Vitamina K: actúa en la coagulación sanguínea. Sus fuentes son: hígado, verduras, té, leche, tomate, arroz, yema de huevo, avena, trigo, mantequilla, queso, carne de res y cerdo, jamón, zanahoria y maíz.