El período Paleolítico es la porción de tiempo que incluye los orígenes del hombre hasta el 10.000 a.C aproximadamente. Dentro de ese período todavía existen dos subdivisiones: el Paleolítico Inferior (entre el 2.500.000 y 40.000 a. C.) y el Paleolítico Superior (40.000 a.C. al 10.000 a.C.). En ambos períodos, la falta de una documentación completa hace difícil obtener información más específica acerca de los primeros grupos humanos que ocuparon el planeta.
Es sabido que las temperaturas de la Tierra fueron menores, lo que empujó a las primeras poblaciones homínidas a vivir en el interior de las cuevas. La falta de técnicas de cultivo agrícola y de domesticación animal limitaron las actividades subsistentes a la pesca, caza y colecta de frutos de la naturaleza. Tales prácticas impidieron la sedentarización de los primeros grupos humanos, que se movían constantemente en busca de nuevos alimentos y refugio.
El desarrollo físico e intelectual de los homínidos les concedió la oportunidad de la transformación de su forma de vida. Uno de los hallazgos más significativos de esta época era el dominio sobre el fuego. Según algunos investigadores, fueron los primeros grupos que utilizaron este tipo de artificio en la porción oriental del continente africano. Este descubrimiento ofrece una mayor autonomía en relación con la naturaleza, posibilitando complejizar los hábitos alimenticios y proveyendo calor a los hogares.
Además, el uso de madera, piedras, marfil y hueso permitió la fabricación de los primeros instrumentos domésticos y de caza. El uso de virutas de piedra se volvió frecuente, haciendo el período Paleolítico también conocido como Edad de la Piedra Lascada. En el período Paleolítico superior, el clima de la tierra ha experimentado una gran transformación que provocó varias heladas en la porción norte del continente europeo.
Al mismo tiempo, hubo varios desplazamientos humanos que expandieron las regiones de la ocupación humana en el mundo. Después del periodo de glaciación, el Homo sapiens moderno se dedicó a la caza de grandes animales (mamuts y renos) a través de la invención de diferentes trampas. Además, las primeras pinturas rupestres representaban escenas cotidianas y animales de la época.
