En la historia de la biología y la medicina, los resultados de varios científicos destacan por su importancia para salvar vidas, tales como el proceso que permitió el desarrollo de vacunas. Otro de estos descubrimientos notables fue el desarrollo de los antibióticos, los medicamentos que, como dice su nombre, actúan provocando la muerte de las bacterias.
En el caso de la penicilina, tenemos esa oportunidad que permitió a la persona adecuada en el momento adecuado observar un evento que plantea un nuevo hallazgo científico.
Esta historia ocurrió en 1928 cuando Alexander Fleming, luego de 47 años, al regresar de sus vacaciones, señaló que se había olvidado de algunas placas con cultivos de Staphylococcus aureus en el laboratorio. Al llegar allí, algo llamó la atención al bacteriólogo pues había hongos en algunas placas, y en estas placas las bacterias habían muerto.
Fleming, instigado por la observación, se propuso trabajar sobre ese tema nuevo y por lo tanto aisló el hongo encontrándose lo que era el género Penicillium que se derivaría más tarde en la penicilina. También se señaló que este hongo sintetiza una sustancia que producía una sustancia antibacteriana.
No debemos pensar que con este descubrimiento quedó todo resuelto. A partir de ahí comenzó la búsqueda de hongos y bacterias con el fin de saber qué tipos de hongos del género tienen esta función bactericida y también sabemos que las cepas de bacterias fueron sensibles a esta sustancia.
Después de 10 años y con el inicio de la II Guerra Mundial había una necesidad de desarrollar nuevos medicamentos para combatir las infecciones que ya habían matado a miles de personas heridas en combate. Así, en 1940, dos científicos, Florey y Chain, habían desarrollado una técnica que permitía la producción a gran escala de la penicilina. La penicilina se presenta como sustancia ideal y se produjo un fuerte incentivo económico para su producción en grandes cantidades.
La penicilina, a través de su acción bactericida, permitió una reducción significativa de las muertes en la guerra y, de alguna manera, abrió una nueva era en la medicina, la fase de los antibióticos. A partir de este momento y terminada la guerra, la investigación sobre nuevas formas de producción de antibióticos fueron surgiendo.
