La naftalina, de fórmula molecular C10H8, es un repelente natural que una vez fue utilizado por las amas de casa en los gabinetes y cajones. Las polillas y las cucarachas son repelidas por el vapor que esa sustancia emite, siendo así, las ropas guardadas próximas a la naftalina quedan protegidas de estas plagas indeseables.
Características químicas y físicas de la naftalina
La estructura química de la naftalina es formada por dos anillos de benceno, que da a esta sustancia la clasificación de compuesto aromático.
El ingrediente activo de las bolas de naftalina se explica por una característica física muy interesante: la sublimación – ésta se define como el paso del estado sólido para el gaseoso de forma directa. Una vez sublimada, la naftalina se presenta en estado de vapor tóxico para los microorganismos indeseables.
Pero, ¿será que esos vapores son tóxicos apenas para los insectos? Desgraciadamente, el hombre también queda expuesto al riesgo al inhalar tal sustancia. Esta es una de las razones de las que no se aconseja el uso de la naftalina actualmente para el control de plagas.
Algunos consejos útiles en relación al uso de la naftalina son:
- No retirar las bolas de naftalina de dentro del embalaje que las guarda. De esta forma los vapores tóxicos quedan en parte retenidos y apenas los insectos serán afectados con la cantidad mínima exhalada.
- No utilizar el producto en ropas para niños, pues ellas son más susceptibles a intoxicación.
Los síntomas de la intoxicación por naftalina incluyen: fuertes dolores de cabeza, confusión mental, lesiones en el hígado y los riñones, irritación en los ojos, en la piel y en las vías respiratorias.