Brevemente podemos definir la Historia como una narración metódica de los hechos notables ocurridos en la vida de las personas, en particular en la vida de la humanidad en general o cuerpo de conocimiento, adquirido a través de la tradición o a través de documentos, sobre la evolución del pasado de la humanidad.
También podemos conceptualizar acerca de este amplio campo de estudio como el registro de la sociedad humana, o civilización del mundo; los cambios que ocurren en la naturaleza de esta sociedad; de las revoluciones y levantamientos de un grupo de gente contra otro; de las diferentes actividades y ocupaciones de los hombres, de ganar su sustento o en las diversas ciencias y las artes; y, en general, de todas las transformaciones sufridas por la sociedad.
En definitiva, la Historia es la disciplina que se ocupa del estudio de los hechos relativos al hombre con el tiempo. Esa concepción incluye todo el rasgo y seguimiento que todo el hombre ha hecho o pensado desde su primera aparición sobre la Tierra.
Hay varias otras definiciones de la historia y muchas maneras de conceptualizarlo. De ahora en adelante, podemos decir entonces que la historia estudia todo lo relacionado con la presencia, las actividades, las costumbres y las maneras de ser de las personas así como los eventos en función de su cronología.
La historia es básicamente una experiencia humana; una construcción constante. Por lo tanto, creemos que la historia es un área de conocimiento que está en permanente construcción.
Los caminos de la historia
Al volver en el tiempo, nos encontramos con el uso de la palabra Historia, por primera vez en la antigua Grecia. Ella se origina de ‘histor’, cuyo significado sería testimonio. Más tarde, la historia fue identificada como narración, es decir, un historiador sería memorialista escribiendo, en el presente de su tiempo, sobre los acontecimientos del pasado. Más tarde ella siguió siendo entendida como narrativa, pero ganó una finalidad didáctica – enseñar y crear modelos de comportamiento para los seres humanos. Esa forma de hacer Historia, a pesar de las alteraciones sufridas en la mitad de la Edad Moderna, prosiguió desde la Antigüedad hasta el siglo XX.
En el siglo XVIII, hubo una historia interesada en explicar acontecimientos muy significativos y en relacionar los hechos entre sí mismos. En el siglo XIX, nuestra forma de pensar y escribir la historia pasó por grandes transformaciones. Los historiadores trataron de establecer una base científica para el estudio de los hechos y averiguar las leyes que la explican, siempre acompañada de la documentación completa.
En el siglo XX, los historiadores, pasan a explicar el desarrollo de la historia, comenzaron a desarrollar aún más las relaciones económicas entre individuos, grupos y pueblos. Entonces, dejó de ser sólo una narrativa para transformar en posibilidades interpretativas del pasado. Es por ello que el historiador interpreta las sociedades humanas del pasado y no sólo narrar los hechos, fechas y personalidades.
Como se puede ver, la historia va más allá de tu historia, tu nombre, tu edad y el lugar donde vives. Comenzó mucho antes de tu nacimiento, sigue hasta ahora y podríamos pasar mucho tiempo hablando de ella. Cada persona tiene una historia. Y no sólo son las personas. Todo tiene una historia: la música que escuchamos, la ropa que vestimos, los alimentos que comemos, los seres humanos, las ciudades, los países, las diferentes formas de vida, el propio mundo en el que nos encontramos.
Los seres humanos siempre han sido los registros históricos. Nuestro antepasados, por ejemplo, ya han registrado la vida cotidiana a través de la fabricación de herramientas (hachas de piedra, adornos de plumas de aves, objetos de cerámica) o pinturas en las cuevas, hace decenas de miles de años.