Desde la década de 1970, la supremacía del modelo capitalista sobre el proyecto de desarrollo estancado de los países socialistas, marcó una nueva etapa de la política internacional. Con el tiempo, el ritmo de los nuevos negocios y mercados obligó a un cambio de imagen de los moldes de la orientación política del Estado para su economía. La necesidad de un crecimiento constante empezó a tratar con el desarrollo de maneras de contener un posible colapso de la economía global.
Así fue como surgieron los primeros teóricos de la doctrina neoliberal. Para estos pensadores de la nueva economía, un gobierno sólo puede mantener el equilibrio de los precios internos, haciendo uso de mecanismos de estabilización monetaria y financiera, combinada con las políticas para contener la inflación y preservar las reservas de divisas del país. Las libertades de este mercado continúan, pero las autoridades políticas debían contener los excesos del capital especulativo y de los grandes monopolios empresariales.
Otro de los aspectos específicos de la política neoliberal también afecta directamente a la relación de los gastos que el Estado tiene con las necesidades esenciales de la sociedad civil. Según esta teoría, el gasto del gobierno neoliberal en la educación, la seguridad social y otras acciones de asistencia social deben mantenerse al mínimo. Si estas demandas aumentasen, el desarrollo económico en sí establecerá medios para que la sociedad civil pueda resolver estas cuestiones.
Entre los años 1970 y 1980, se puede observar que los primeros gobiernos neoliberales han ganado espacio en la escena política internacional. Ronald Reagan en los Estados Unidos, Margaret Thatcher en el Reino Unido, y Helmut Kohl en Alemania son considerados los precursores de este primer gran modelo de desarrollo. Poco después, otros países menos desarrollados, como Brasil y Argentina, han adoptado medidas en favor de este nuevo molde.
En el caso de los países en desarrollo, la aplicación del modelo neoliberal tuvo la mayor manifestación de la ola de privatizaciones que afectó a las empresas del Estado. Argumentando que dicha acción podría causar una cierta mejora inevitable de los servicios esenciales, el gobierno llevó a cabo la venta de estas empresas para cualquier grupo económico o inversor privado. Sin embargo, todavía vemos que la reducción de las empresas públicas no se acompaña de un beneficio proporcional.
De hecho, el proyecto neoliberal no logró alcanzar los objetivos fijados que debería promover los soñados tiempos de desarrollo y modernización de ciertas naciones. Mediante la entrega de las empresas del sector público al capital privado, la situación de muchos trabajadores se vio amenazada por el interés de maximizar las ganancias y la reducción de personal. Además, la necesidad de una constante modernización y mecanización de los servicios también cerraron varias puertas del mercado laboral.
A través de estas contradicciones impuestas por el modelo neoliberal de desarrollo, se observa la formación de los movimientos de oposición que luchan por la extensión de los programas de asistencia social que ofrece el Estado. En este sentido, la mejora de las condiciones de vida, el acceso a la información y la calidad de la educación serían presupuestos inevitables para que el neoliberalismo –que no ha presentado resultados satisfactorios- fuese remodelado por la acción de las transformaciones democráticas.
