El período conocido como Barroco está constituido por las primeras manifestaciones literarias genuinamente atribuidas a Góngora y Lope de Vega, en 1580, hasta la llegada del siglo XVIII. En este movimiento resaltan prosistas españoles como Baltasar Gracián y Francisco de Quevedo, dramaturgos como Tirso de Molina, Calderón de la Barca y Juan Ruiz de Alarcón o la producción poética de los autores anteriormente mencionados. Además de la literatura, se extiende a la música, la pintura, la escultura y la arquitectura de la época.
Después de la celebración del Concilio de Trento (1545-1563) que tuvo como consecuencia una gran reformulación del Catolicismo, en respuesta a la Reforma protestante, la disciplina y autoridad eclesiástica de Roma fueron restauradas, estableciéndose la división de la cristiandad entre protestantes y católicos.
En los estados protestantes, donde las condiciones sociales eran más favorables a la libertad de pensamiento, el racionalismo y científico del Renacimiento siguió desarrollándose. Ya en los Estados católicos, sobre todo en España, se desarrolló el movimiento de la Contrarreforma, que trataba de reprimir todo intento de determinaciones culturales o religiosas contrarias a la Iglesia Católica. Durante este período, la Compañía de Jesús comienza a dominar casi por completo la enseñanza, ejerciendo un papel importante en la difusión del pensamiento aprobado por el Concilio de Trento.
El ambiente general era de austeridad y represión. El Tribunal de la Inquisición, que se había establecido en Europa para tratar los casos de herejía, representaba una gran amenaza a la libertad de pensamiento. El contexto sociocultural complejo significaba que el hombre trató de conciliar la gloria y los valores humanos despertados por el Renacimiento, con las ideas de sumisión y pequeñez ante Dios y la Iglesia. Al antropocentrismo renacentista (el centro era el ser humano) se opuso al teocentrismo (Dios como centro de todo), inspirado en las tradiciones medievales.
Esta situación contradictoria daría lugar un movimiento artístico que expresaba también actitudes contradictorias del artista hacia el mundo, de la vida, de los sentimientos y de sí mismo; ese movimiento recibió el nombre de Barroco. El hombre se ve colocado entre el cielo y la tierra, consciente de su grandeza pero atormentado por la idea de pecado y, en ese dilema, busca la salvación de manera angustiada. Los sentimientos se exaltan, las pasiones no son más manejadas por la razón, y el deseo de exprimir esos estados de alma se van a realizar a través de antítesis, paradojas e interrogantes.
Esta oscilación, que conduce al hombre del cielo al infierno, mostrando su dimensión carnal y espiritual, es una característica importante de la literatura barroca. Los escritores barrocos abusan del juego de palabras y del juego de ideas.
Temas comunes en la literatura barroca
- La fugacidad de la vida y la inestabilidad de las cosas.
- La muerte, la fugacidad expresión última de las cosas.
- Concepción del tiempo como un agente de la muerte y la disolución de las cosas.
- Castigo a consecuencia del pecado.
- El arrepentimiento.
- Narración de escenas trágicas.
- El erotismo.
- El misticismo.
- Apelo a la religión como vehículo de salvación o expiación.
