El estilo barroco nació como resultado de la crisis del Renacimiento, causada principalmente por los altos impuestos, por las diferencias religiosas del catolicismo y por las dificultades económicas como resultado de la disminución del comercio con Oriente. El Concilio de Trento determinaría el rumbo ideológico en Europa distanciándose del protestantismo y acercándose a los preceptos de la Iglesia Católica.
Todo el rebuscamiento presente en el arte y literatura barroca es reflejo de los conflictos dualistas entre lo terrenal y lo celestial, el hombre (antropocentrismo) y Dios (teocentrismo), el pecado y el perdón, la religiosidad medieval y el paganismo presente en el periodo renacentista.
Características literarias del Barroco
1) El arte de la Contrarreforma. La ideología del barroco es proporcionada por la Contrarreforma desarrollada ampliamente en la Península Ibérica. En ningún momento se ha producido tal cantidad de iglesias, capillas, estatuas de santos y monumentos sepulcrales. Las obras de arte debían hablar a los fieles de la forma más eficiente posible, pero en ningún momento llegar a ellos. El arte barroco tuvo que convencer, conquistar e imponer admiración.
2) El conflicto entre el cuerpo y el alma. El Renacimiento fue definido por la apreciación de lo profano, poniendo el gusto por las satisfacciones mundanas. Los intelectuales barrocos, sin embargo, no alcanzan la tranquilidad actuando con esta filosofía. La influencia de la Contrarreforma significó que hubiera oposición entre los ideales de vida eterna en contraposición con la vida terrenal y del espíritu en contraposición a la carne. En la visión barroca, no hay posibilidad de conciliar esas antítesis: o se vive la vida sensualmente, o se huye de los placeres humanos y se alcanza la eternidad. La tensión de elementos contrarios causa en el artista una profunda angustia: después de arrojarse a placeres más radicales, él siente remordimiento y busca el perdón divino. Así, ahora se arrodilla ante Dios o bien celebra las delicias de la vida y es condenado.
3) El tema del paso del tiempo. El hombre barroco asume plena conciencia sobre la fugacidad de la vida humana (tiempo efímero): todo transcurre con rapidez y contundencia, destruyendo todo a su paso. Además, dadas las cosas transitorias (inestabilidad), surge la contradicción:
4) Forma tumultuosa: el estilo barroco se presenta de forma preocupante, surgido de la tensión provocada por la oposición entre los principios renacentistas (razón, antropocentrismo, libertad) y la ética religiosa (preceptos religiosos y teocentrismo). De ahí el uso frecuente de antítesis, paradojas e inversiones, estableciendo una forma contradictoria, dilemática. Por otra parte, el uso de interrogantes revela la inseguridad del hombre barroco frente a su periodo y las inversiones de frases su intento de conciliar elementos contradictorios.
5) Culteranismo: el culteranismo se caracteriza por el uso del lenguaje florido, culto, extravagante, con juego de palabras y figuras retóricas como la metáfora y el hipérbaton. La palabra está al servicio de un contenido conceptual y emocional. Se usan imagenes y metáforas para crear una impresión de belleza. Autor destacado: Luis de Góngora.
6) Conceptismo: producido principalmente en prosa, marcado por el juego de ideas, con una lógica retórica. La organización de la frase tiene un orden estricto con el fin de convencer y enseñar. Es poesía de contenido que trabaja sobre el pensamiento abstracto a través de paradojas, el doble sentido, laconismo e ingeniosas ideas. Autor destacado: Francisco de Quevedo.
Figuras del lenguaje en el Barroco
Las figuras de estilo más comunes en los textos barrocos refuerzan el intento de aprender la realidad a través de los sentidos. Son textos con un fuerte componente visual y sensorial.
Metáfora: es una comparación implícita que incita a la imaginación.
Antítesis: refleja la contradicción del hombre barroco, su dualismo. Revela el contraste en que el escritor observa todo.
Paradoja: es la unión de dos ideas opuestas en un solo pensamiento. Se opone a la racionalidad del arte del Renacimiento.
Hipérbole: traduce idea de grandiosidad, exageración y desmesura de lo hablado.
Prosopopeya: personifica seres inanimados para simplificar la realidad.
