Las constelaciones

La posición de una estrella con relación a otro nos parece fija. Sin embargo, las estrellas se mueven de manera constante, a menudo a gran velocidad.

En razón de la inmensa distancia entre las estrellas y nosotros, sólo es posible percibir ese movimiento con el uso de instrumentos apropiados o en el curso de los siglos.

Aunque nuestros sentidos nos hagan creer que las estrellas están fijas en el cielo, en realidad no es así. Con su apariencia conseguimos imaginar el agrupamiento de ellas formando constelaciones. En esos agrupamientos, las estrellas parecen, para nosotros que la observamos desde la Tierra, estar próximas entre sí. EN realidad, ellas pueden estar muy distantes unas de otras, a veces separadas por decenas de años luz.

En la constelación de la Cruz del Sur (Crux), por ejemplo, para un observador situado en la Tierra, las estrellas parecen formar una cruz. Pero si un observador situado en otro punto del espacio viera esta constelación, probablemente no podría ver la imagen de la cruz.

Durante el año, vemos la Cruz del Sur en diversas posiciones con respecto al observador terrestre, pero siempre mantiene la misma posición en relación con otras constelaciones. De hecho, es la Tierra –bajo nuestra percepción– la que se está moviendo.

La gente de distintas civilizaciones observó que, en la época en que sus tierras áridas eran atacadas por plagas de escorpiones, un determinado conjunto de estrellas aparecía sobre el cielo. En la imaginación de estas civilizaciones, se trataba de un gran escorpión celeste. Basados en la aparición de la constelación de Escorpión, los pueblos mesopotámicos predecían las estaciones de sequía.

Las constelaciones sirvieron de referencia para la definición de las estaciones, distinguir las temporadas de sequía y la siembra, la creación de horarios e identificación de la estrella polar para la navegación.

Los pueblos indígenas brasileños, al igual que otras personas, imaginaron figuras en el cielo mirando las estrellas. Cada cultura tenía sus propias constelaciones de acuerdo a sus creencias.

Oficialmente, en 1888, los astrónomos agruparon las estrellas y dividieron el cielo en 88 constelaciones oficiales, con límites precisos. Así pues, todas las direcciones en el cielo pertenecen necesariamente a una (y sólo una) de ellas. La mayoría de constelaciones fueron bautizadas, en su mayoría, de acuerdo con la tradición procedente de la antigua Grecia, y sus nombres oficiales son siempre dados en latín. Las más reconocidas son aquellas que componen los signos zodiacales.