Imagen cerebral típica en PET © Jens Maus
Es bien sabido que cada día que pasa la ciencia desarrolla nuevos equipos que permiten la detección de enfermedades antes no identificadas. Gracias a estos avances tecnológicos es que la medicina ha logrado grandes éxitos en varios tipos de tratamiento clínico. Probablemente has escuchado sobre resonancia magnética, que hace imágenes del cuerpo humano por medio de un campo electromagnético oscilante.
La idea para esos tipos de exámenes surgió hace, aproximadamente, tres décadas. En conceptos físicos sabemos que solamente es posible ver o detectar algo que consiga emitir fotones o radiación electromagnética, por tanto, una de las opciones que los científicos encontraron para ver el interior del cuerpo humano, a fin de detectar enfermedades, fue a través de la inyección de sustancias, denominadas de marcadores o trazadores, en los cuales son introducidos elementos radioactivos que funcionan como fuentes indirectas de fotones.
Los elementos radiactivos más comúnmente utilizados para la inclusión en el cuerpo humano son elementos tales como el carbono-11, el flúor-18, el oxígeno-15, etc.
Los elementos inyectados en el cuerpo, y que sirven como fuentes de fotones, son isótopos radioactivos artificiales. Esos isótopos poseen un núcleo inestable que emite positrones que colisionan con los electrones del tejido humano a ser examinado. Después de la colisión entre los positrones y los electrones, ambos se aniquilan, generando un par de rayos gamma, esto es, generando fotones de alta energía.
Los fotones, que son emitidos simultáneamente después de la colusión de los positrones y electrones, son detectados y por medio de ellos es determinado su origen. Después de su detección, se hace el mapeo del órgano donde ellos comenzaron. El mapeo de los órganos depende básicamente de los electrones aniquilados que pertenecen a los tejidos. La localización y la distribución de esos electrones posibilitan el diagnóstico médico.
Las pruebas realizadas por emisión de positrones proporcionan imágenes del flujo sanguíneo y otras funciones bioquímicas del cuerpo humano, tales como el metabolismo de la glucosa en el cerebro y las variaciones rápidas de la actividad en diferentes áreas del cuerpo humano, características de los procesos cancerígenos.
Podemos decir que las grandes restricciones sobre el uso de emisión de positrones se encuentran en el lugar donde se realiza el examen, que debe estar próximo a un centro productor de elementos radioactivos necesarios para su uso.