No hay ninguna duda de que prevenir una enfermedad es mucho más deseable que la cura. En los últimos tiempos, una de las situaciones que ha despertado más interés en términos de salud pública es la presión arterial alta y su prevención.
La hipertensión es uno de los problemas de salud más graves y frecuentes con una alta tasa de enfermedades asociadas, que requieren tratamiento, en la mayoría de los casos, para toda la vida. Obviamente, la prevención ha de ser prioritaria.
La prevención de la hipertensión arterial debe comenzar desde el nacimiento, por varias razones:
- Hay muchos factores asociados con el desarrollo de la hipertensión arterial, siendo uno de los principales la ingesta de sal. Hoy en día se sabe que existe posiblemente una relación causal entre la ingestión de una dieta rica en sal desde la infancia y la existencia de hipertensión arterial, que generalmente es apenas detectada y tratada de en la edad adulta.
- Una vez que la hipertensión es tan frecuente, y a veces muy difícil de controlar en los adultos, es importante adoptar medidas preventivas inmediatamente en los primeros días de vida.
- Se cree que muchos bebés consumen más sal que la recomendada para su edad, un hecho que plantea algunas inquietudes, porque:
- Puede haber una predisposición familiar a la hipertensión.
- Los bebés con antecedentes familiares de hipertensión corren un mayor riesgo de desarrollar hipertensión en el estado adulto y son generalmente más sensibles a los efectos de la sal.
Estudios llevados a cabo por profesionales revelaron que comenzar precozmente una dieta con alto contenido de sal y continuar con ella a lo largo de la vida, expone a efectos sobre la tensión arterial cuando los individuos alcanzan la edad adulta. Así, moderar la ingesta de sal desde el nacimiento puede ser una importante medida en la prevención de la hipertensión arterial en la edad adulta, especialmente porque no sabemos quién irá a desarrollar esta situación. Sin embargo, es importante que se adopte una dieta con aporte adecuado de sal, una vez que el sodio desempeña un papel básico en el funcionamiento del organismo.
La naturaleza provee una cantidad óptima de sal para bebés sanos. Esta cantidad se encuentra en la leche materna que aunque teniendo un muy bajo contenido en sal es suficiente para un sano crecimiento y desarrollo del bebé. En algunos casos, los bebés pueden necesitar una mayor cantidad de sal que la recomendad. Si el bebé se encuentra bajo tratamiento médico, es muy importante que se sigan las instrucciones del doctor en particular con respecto a la ingesta de sal.
Si no se amamanta al bebé, se debe elegir una leche en polvo, propia para bebés, que tiene un contenido en sal semejante a la de la leche materna. El contenido en sal de la leche de vaca es elevado, por lo que esta no debe ser utilizada en el primer año de vida.
Es importante recordar que siempre se debe consultar con un médico o enfermera en todo lo que se refiere a la alimentación del bebé. Los estudios han demostrado que los bebés y niños en edad preescolares que consumen grandes cantidades de sal, habían comenzado a comer alimentos sólidos ricos en sal más pronto que otros niños.
Así que, cuando llegue el momento de que la dieta del bebé deba cambiarse a alimentos sólidos (generalmente a partir de los 4 a 6 meses), verifica el contenido en sal de los alimentos de la compra (aunque la mayor parte de ellos no lleven sal). Si se prepara en casa la comida del bebé no es necesario añadir sal. Recuerda siempre que el gusto por la sal es adquirido y que si los niños se acostumbran a alimentos salados podrán desarrollar preferencia por la sal.
Ten cuidado con la ingesta de sal de tu bebé y toda la familia es una actitud correcta hacia una salud mejor.
Algunas de las medidas que deben tomarse para reducir la ingesta de sal:
- Utilizar alimentos frescos en vez de alimentos enlatados, precocinados, congelados y ahumados.
- Evitar los productos preparados industrialmente (véase la composición de la concentración de sal de los alimentos procesados, siendo el cloruro de sodio el nombre químico de la sal).
- Evitar los aperitivos salados.
- En general, no se siente la falta de sal si ésta se reduce gradualmente. Así, no hay que preocuparse, inicialmente, si la comida del bebé le parece insípida – con el tiempo comenzará a encontrarla más sabrosa.
La naturaleza incluye una cantidad moderada de sal en casi todos los alimentos, lo suficiente para mantener saludable.
Recuerda que una alimentación adecuada es un factor de equilibrio para el niño en su desarrollo y para su vida adulta.