Del mismo modo que algunos gestos, la risa parece ser un fenómeno social contagioso. La risa espontánea puede surgir cuando una persona contempla a otra hacer el mismo acto. Todos, en alguna ocasión, hemos pasado por una risa contagiosa, ya sea entre amigos, o bien, al ver alguna escena cómica. Aunque pueda ser de sentido común, tras un estudio realizado en la University College London de Inglaterra, este planteamiento ha sido tomado como verdadero por parte de la ciencia.
Los científicos descubrieron que el fenómeno descrito sucede debido a la acción de las denominadas neuronas espejo o neuronas especulares. Estas células cerebrales, ubicadas en el córtex pre-motor y en el lóbulo parietal inferior, ocupan un papel importante en la imitación y adquisición del lenguaje. De esta manera, las mismas células despiertan la comprensión del significado de determinados gestos y expresiones corporales que vemos y hacen que imitemos aquello que es observado.
En cuanto a la razón de esa reacción, se desconoce la exactitud de ese comportamiento. Sin embargo, lo más probable es que pueda ser una respuesta natural que facilita la integración social del individuo al encajar dentro de los códigos de conducta de la comunidad.
Este mecanismo no es exclusivo de la risa ya que también parece ocurrir en otras situaciones, como por ejemplo, cuando una persona bostezar al ver a otra persona realizar el mismo acto.