Símbolo de los países tropicales, la piña es originaria de América del Sur; más concretamente, en el sur de Brasil. El mismo es también conocido como anana o ananás tanto en lengua portuguesa como en lengua española. La fruta posee una gran aceptación alrededor del mundo.
La piña es un fruto cubierto de una corteza rugosa, formada por la unión de las brácteas y los sépalos de las flores de la planta. Debido a que la cáscara de la fruta es áspera y espinosa, es común en la jerga brasileña el uso del término descascar una piña para designar la resolución de un problema o situación difícil. La corona de la piña, lo que le confiere el título de rey de las frutas, es, en realidad, un penacho de hojas resultante del tejido meristemático apical que la planta presenta. Su pulpa es suculenta, de sabor ácido y dulce.
La fruta es una gran fuente de vitamina C, importante para aumentar la resistencia del cuerpo contra algunas enfermedades, además de ser rico en calcio, hierro, fósforo y magnesio. Su jarabe está indicado para combatir la bronquitis y el té de su corteza es eficaz en la lucha contra los procesos inflamatorios.
La piña puede ser consumida in natura, además de ser utilizado en la fabricación de zumos, mermeladas, jaleas, vinos, licores, vinagres, jarabes y sorbetes. Compuestos químicos, tales como ácido cítrico y ácido málico, por ejemplo, también son subproductos de la industrialización de la piña.
Los mayores productores de fruta son los Estados Unidos, Brasil, Malasia, Taiwán, México y Filipinas. En Brasil, entre los principales Estados productores, podemos citar Paraíba, Sao Paulo, Pernambuco, Río de Janeiro, Rio Grande do Sul y Minas Gerais.