Desde tiempos inmemoriales el hombre siempre ha deseado poder realizar la hazaña de volar. Varios estudiosos pensaron, de forma exhaustiva, las diferentes formas de alcanzar este gran logro. Leonardo da Vinci, por ejemplo, desarrollaría un prototipo de un avión en el siglo XV.
Después de que el hombre consiguiera volar con una aeronave más leve que el aire –los globos aerostáticos– el gran desafío era el desarrollo de una innovación más pesada que el propio aire y que pudiese volar a través de sus propios medios. En 1883, John J. Montgomery creó un planeador, pero la invención apenas pudo volar para abajo y solamente por medio de la fuerza del viento.
El avión propiamente dicho surgió en los años noventa. Aquí es donde surge la mayor controversia de esa historia. ¿Quién inventó el avión? ¿Fueron los hermanos americanos Wilbur y Orville Wright o el brasileño Santos Dummont?
Puede resultar novedad, pero en la mayor parte del mundo los créditos de fundadores de la aviación se atribuyen a los hermanos Wright y no a Dummont. En 1903, ellos consiguieron volar en un avión. Sin embargo, ahí está el detalle de la polémica, volaron con la ayuda de una catapulta, una especie de instrumento para obtener impulso. Además, no hubo testigos creíbles (cuatro socorristas y un niño).
Más tarde, en 1908, Alberto Santos Dumont sobrevoló las calles de París sin la ayuda de ningún instrumento, evento que fue oficializado y presenciado por numerosos residentes de la capital y por la prensa francesa.
Algunos críticos dicen que debido a la invención de los estadounidenses de volar con ayuda de catapultas, no se puede considerar que se tratase de un avión, ya que lo que cuenta es le hecho de que la máquina alcanzase y mantuviera el vuelo propio.
Para otros, lo importante es la capacidad de volar, dado que cazas militares también utilizan catapultas, aunque no dejan de ser aviones. No obstante, en este caso, tal vez los especialistas fallen al olvidar que los cazas militares usan las catapultas apenas para reducir la longitud de la pista a utilizar y también que ellos continúan el vuelo después del uso de las catapultas, hecho que no sucede con el avión de los hermanos Wright, que está obligado, después de un impulso, a regresar al suelo.