La creación de los automóviles, medios de transporte imprescindibles en la vida de cualquier persona hoy en día, no puede ser encuadrada en una fecha específica. Por el contrario, los primeros automóviles que surgieron fueron frutos de sucesivas aproximaciones y constantes adaptaciones tecnológicas.
En 1769, Nicolas Cugnot desarrolló un sistema de transporte que funcionaba a vapor. Ese sistema fue, sin duda, una de las bases para el origen del automóvil. Sin embargo, podemos considerar que el vehículo más antiguo de la historia fue creado por Karl Benz, en Alemania, en 1885. El alemán, fundador de la empresa alemana Mercedes-Benz es considerado el padre del automóvil, introdujo el uso del motor de combustión interna a gasolina. Fue en ese momento que las personas comenzaron a considerar la viabilidad de un vehículo movido por sí mismo, que ofreciese condiciones mayores de comodidad, seguridad y rapidez. La patente de Benz data del 29 de enero de 1886, en la ciudad de Mannhein.
Después del modelo presentado por el alemán, varios otros fueron siendo desarrollados. Uno de ellos, creado en el año 1884 por Gottlieb Daimbler, poseía motores de dos tiempos. Más tarde, una empresa francesa –Panhard et Levassor– inició su propia comercialización de vehículos.
Inglaterra cayó por detrás del resto del mundo, debido a la Ley de bandera roja (Red Flag Act, 1862), que limitaba la capacidad a apenas una persona en la parte delantera de los vehículos, sujetando una bandera roja como manera de advertencia.
La moda después de la Primera Guerra Mundial era la fabricación de coches populares, vehículos compactos y producidos en serie. La supuesta polémica surgía entre la asignación del título de padre del automóvil entre el alemán Karl Benz y el americano Henry Ford. No es difícil ver personas y libros afirmando que fue Ford el responsable de introducir vehículos de motor, hecho que en realidad no es cierto. Lo que sucedió fue que Ford, el cual comenzó a fabricar automóviles en 1908, inició la producción mucho tiempo después que Benz, en un periodo en que el alemán ya había patentado la invención. Tal vez, el hecho responsable por este equívoco sea por el éxito que el americano alcanzó al introducir la producción de coches a gran escala. El primer modelo Ford T vendió cerca de 15 millones de unidades, un registro de ventas impresionante para la época temprana del capitalismo.
En otros países, como aquellos de América Latina, la producción de coches en serie se concretizó después de la Segunda Guerra Mundial. Durante ese periodo surge una gran aceleración en la comercialización por parte de la industria automovilística, llevando a la instalación de fábricas especializadas procedentes de todas las partes del mundo.