Durante mucho tiempo, el hombre pensó en la forma de amenizar los efectos del calor. Invenciones más antiguas, como ventiladores, abanicos e incluso el empleo de hielo, formaban parte de los métodos usados para controlar la temperatura en un ambiente.
En 1902, el joven ingeniero estadounidense Willys Carrier inventó un proceso mecánico para acondicionar el aire, haciendo realidad el control del clima en espacios cerrados amplios o reducidos.
Su invento era ayudar a la industria. Una empresa de Nueva York estaba teniendo problemas con los trabajos de impresión durante los meses calurosos del verano. El papel absorbía la humedad del aire y se dilataba.
Los colores impresos en los días húmedos no quedaban alineados, generando imagenes borrosas y oscuras.
Carrier creía que podía eliminar la humedad de la fábrica a través de la refrigeración por aire. Para ello, diseñó una máquina que hizo circular el aire a través de conductos refrigerados artificialmente.
Este proceso, que controla la temperatura y la humedad, fue el primer ejemplo de aire acondicionado por un proceso mecánico. Sin embargo, la industria textil fue el primer gran mercado para el aire acondicionado, que pronto llegó a ser usado en varios edificios e instalaciones de la industria del papel, productos farmacéuticos, y tiendas de tabaco.
La primera aplicación fue en una mansión residencial en Minneapolis en 1914. Carrier diseñó un equipo especial para los hogares, más grande y más simple que los acondicionadores de hoy. En el mismo año, instaló el primer aire acondicionado en el Allegheny General Hospital de Pittsburgh
El sistema introducía humedad extra en una guardería para los nacimientos prematuros, ayudando a reducir la mortalidad provocada por la deshidratación.
En los años 20, el aire acondicionado se volvió más accesible para el público en muchos edificios públicos. El aparato tuvo su estreno al público en 1922, en el Grauman’s Metropolitan Theatre en Los Angeles. Era la primera vez que sería utilizado en un espacio de ocio y recreo.
De hecho, el aire acondicionado ayudó a la industria cinematográfica para obtener grandes beneficios ya que, en los meses de verano, la frecuencia de asistencia a cines aumentaba. En busca del confort y el placer de un clima diferente, las salas de cine se volvieron un refugio frente a las temperaturas elevadas.
Carrier equiparía la Cámara de Representantes de EE.UU. en 1928, el Senado de los EE.UU. en 1929 y las oficinas ejecutivas de la Casa Blanca en 1930, haciendo más agradable el trabajo en el verano cálido y húmedo de Washington.
Los vagones de ferrocarril B&O fueron los primeros vehículos de pasajeros en disponer de aire acondicionado, en 1930.
También en los años 30, Willis Carrier desarrolló un sistema que permitía que el aire acondicionado fuera viable en rascacielos. La distribución del aire en alta velocidad a través del conducto ‘Weathermaster’, creada en 1939, economizaba el espacio más que cualquier otro sistema empleado en ese momento.
En los años 50, los modelos de aire acondicionado comenzaron a ser producidos masivamente para uso residencial. En esta época, en 1950, Willis Carrier falleció.
En 1952, la compañía Carrier desarrolló la primera producción en serie de unidades centrales de aire acondicionado para hogares. El stock fue vendido en apenas dos semanas. Diez años más tarde estas centrales dejaron de ser novedad.