Durante más de cuatro mil años, una escarpada región de la península de los Balcanes también albergó a varios pueblos de origen indo-europeo. Aqueos, jonios y eolios fueron los primeros para formar ciudades autónomas que vivían en la economía agrícola y el comercio marítimo con las distintas regiones del Mar Mediterráneo.
Poco sabían entonces estas personas que serían responsables del desarrollo de la civilización griega. A lo largo de su historia, los griegos (también llamados helenos) fueron desarrollando disposiciones de carácter político, estético y otros valores que todavía están vivos dentro de las sociedades occidentales contemporáneas. Para entender este rico legado, hemos establecido una división fundamental en el pasado de este pueblo.
En el periodo pre-homérico (XX – XII a.C), tenemos el proceso de ocupación de Grecia y la formación de los primeros centros urbanos más importantes de la región. En ese momento, vale la pena destacar el surgimiento de la civilización cretomicénica que se desarrolló gracias al comercio marítimo ocupado. Después de ese tiempo, las invasiones dóricas fueron las responsables de la desintegración de la civilización y el retorno a las pequeñas comunidades agrícolas restantes.
En el período homérico (XI – VIII a.C), las comunidades gentiles pasaron convertirse en los más importantes centros económicos y sociales en toda Grecia. En cada ‘genos’, una familia de agricultores desarrollaban colectivamente sus labores y también compartían la riqueza derivada de su fuerza de trabajo. Con el tiempo, las limitaciones de las técnicas de cultivo y el crecimiento de la población condujeron a la disolución de los agentes ‘genos’.
En la fase arcaica de la antigua Grecia (VIII-VI a.C), los ‘genos’ habían perdido espacio en pro de una pequeña elite de terratenientes. Teniendo poder sobre las tierras más fértiles, las élites de cada región se organizaron en grupos demográficos y políticos. Aquí tenemos el nacimiento de las primeras ciudades-estados de la antigua Grecia. Mientras tanto, los griegos excluidos en el proceso de apropiación de la tierra pasaron a ocupar otras regiones del Mediterráneo.
En la época clásica, que se extiende hasta el siglo V a.C, la autonomía política de las diversas ciudades-estado se enfrentó a la aparición de conflictos mayores. Inicialmente, los persas intentaron invadir la península griega con un gran ejército. Sin embargo, la unión militar de las ciudades-estado llevó a la victoria de los griegos. Poco después, las mismas ciudades de la antigua Grecia decidieron a luchar entre sí para ver quién prevalecía en la península de los Balcanes.
El desgaste causado por tantas guerras internas terminó haciendo a toda Grecia un blanco fácil para cualquier nación militarmente preparada. Desde el siglo IV a.C, los soldados macedonios llevaron a cabo los ataques que darían con el final de la autonomía política de los griegos. Estos acontecimientos marcaron la época helenística, que termina en el siglo II a.C cuando los romanos conquistaron el territorio griego.