Aproximadamente el 71% de la superficie corresponde a los océanos. Al igual que las porciones continentales, el fondo del océano también tiene irregularidades en su composición, siendo clasificado como relieve submarino.
La profundidad media de los océanos es de 3.800 metros. En la plataforma continental, donde la profundidad es menor, el rango es de 0 a 180 metros. Por otra parte, las fosas oceánicas tienen la mayor profundidad del relieve submarino, donde el promedio es de 6.000 metros.
Las fosas oceánicas son grandes depresiones que se han formado como resultado de movimientos convergentes de las placas tectónicas (el encuentro entre los diferentes platos). En estas regiones existe una alta presión atmosférica, pequeñas cantidades de vegetales, ausencia total de luz y temperaturas bajas.
Estas características propias impiden el desarrollo y la presencia de especies marinas. Bacterias heterótrofas, esponjas, anémonas, peces ciegos y los seres necrófagos (especies que se alimentan de restos orgánicos) son los únicos habitantes de las fosas oceánicas.
Con 11.516 metros de profundidad, la Fosa de las Marianas, situada en el Océano Pacífico es considerada la fosa oceánica más profunda. Otras fosas destacadas son: la Fosa de Kermadec (10.047 metros), la Fosa de Puerto Rico (8.648 metros), la Fosa de Java (7.725 metros) y la Fosa de las Sandwich del Sur (7.235 metros).