La introducción de la disertación trae al lector el tema a ser discutido además de, muchas veces, traer bajo cuál ángulo será discutido el asunto. De esa forma, es ella la que provoca en el lector el primer impacto, es ella la presentación del texto y, por tanto, debe ser muy bien trabajada, algo no muy difícil pues existen buenas maneras de comenzar una disertación. Las siguientes formas son algunas formas posibles de hacer una introducción, pero, ciertamente, no son las únicas.
También vale la pena señalar que la introducción se debe hacer solamente después de estar concluido el proyecto de texto.
Guion. Como en toda introducción, el tema debe estar presente. Además, en este tipo es presentado al lector el guion de discusión que será seguido durante el desarrollo. Para ejemplificar pongamos como tema ‘La cuestión de los menores en América Latina’, una posible introducción sería:
‘Para analizar la cuestión de la violencia contra el menor en América Latina es esencial que se discutan sus causas y sus consecuencias’. El principal defecto en una redacción que utiliza ese tipo de introducción es marcar un guion que no sea en ella citado.
Hipótesis, (hipo) tesis, este tipo de introducción trae el punto de vista a ser defendido, es decir, la tesis que pretende demostrar durante el desarrollo. Por supuesto, la tesis será retomada y no copiada en la conclusión. Vamos a ver un ejemplo.
‘El tema de la violencia contra el menor tiene origen en la miseria, la principal responsable por la desintegración familiar’. El principal riesgo de ese tipo de introducción es no ser capaz de realmente comprobar la tesis presentada.
Preguntas, esta introducción se constituye de una serie de preguntas sobre el tema. Por ejemplo:
‘¿Es posible imaginar que en América Latina con una justicia social evolucionada pueda haber tanta violencia contra el menor?’ El principal problema en este tipo de introducción es no responder o responder de una forma poco eficaz a las preguntas hechas. Además, puede ser una forma bastante simple de iniciar un texto y a veces no consigue atraer suficientemente la atención del lector.
Histórica. Esa introducción traza un rápido panorama histórico de la cuestión, sirviendo muchas veces de contrapunto al presente.
‘A los niños nunca se les dio la importancia debida. En México y en Colombia no fueron ayudados. En Paraguay continúan siendo ignorados’. Se debe tomar cuidado al escoger hechos históricos conocidos y significativos para el desarrollo que se pretende dar al texto. Interesa conectar con el conocimiento general del lector también.
Comparar por similitud u oposición. Se busca en este tipo de introducción mostrar cómo el tema, o aspectos del mismo, se asemejan o se oponen a los otros. Veamos:
‘Es común encontrar niños de diez años vendiendo droga en las esquinas de Colombia. En Francia, en los Estados Unidos o en Inglaterra – países desarrollados – en esas edad los niños todavía están en la escuela y rara vez ejercen la violencia en las calles’. Es muy importante que la comparación sea adecuada y contrastada y sirva a algún propósito claro – en este caso, mostrar el subdesarrollo de un país en la cuestión del menor.
Definición. Parte de la definición del significado del tema o de una parte del mismo. Sigamos este ejemplo:
‘Menor’, el pequeño, de segundo plano, inferior, aquel que todavía no alcanzó la mayoría de edad. El uso de la palabra ‘menor’ para referirse a los niños ya denota cómo son tratadas: en segundo plano. Vale percibir que hay, muchas veces, más de una forma de definir un concepto y, por tanto, la elección de la definición más adecuada dependerá del punto de vista a ser defendido.
Contestación. Responde a una idea o cita conocida.
‘América Latina es el lugar del futuro. El niño es el futuro del lugar. Aunque, si el niño en América Latina pasa hambre, es sometida a las más diversas formas de violencia física, no tiene escuela, ni salud, ¿cómo puede ser el lugar del futuro? ¿O será que el niño no es parte del futuro del país’ Veamos esta introducción puede ser muy atractiva, ya que responder a clichés populares atrae más la atención que usarlos.
Narración. Consiste en contar un pequeño hecho de relevancia como punto de partida para el análisis del tema.
‘Sentarse en una sartén con el aceite caliente fue el castigo impuesto al pequeño Juan, de 1 año y medio, por su padre, alcohólico. Temiendo ser arrestado, él llevó al niño al hospital una semana más tarde. La mujer, también víctima de malos tratos, lo denunció a la policía. El agresor huyó’. Cuidado al hacer este tipo de introducción, para no cometer el error de contar un hecho sin relevancia o transformar toda la disertación en una narrativa.
Estadística. Como su nombre sugiere consiste en aportar datos estadísticos relativos a la cuestión abordada.
’40.000 niños murieron hoy en el mundo, víctimas de enfermedades comunes combinadas con la desnutrición. Además de cada niño que morirá hoy, muchos otros viven con una salud debilitada. Entre los supervivientes, la mitad de ellos nunca pisará las aulas. Eso no es una catástrofe futura. Eso sucedió ayer, esto está sucediendo hoy y sucederá mañana. Todo seguirá igual salvo que el mundo decida proteger a los niños’. Veamos aquí que el dato estadístico, muchas veces, por sí mismo, no dice nada. Es necesario que aparezca acompañado de un análisis.
Y estos son sólo algunos de los diversos modos de realizar una introducción de texto.