La sabiduría hindú dice que cuanto más puro sea un alimento, más puras serán la mente y el espíritu. Sabemos cómo el vivir de los pueblos orientales se asienta en una sabiduría milenaria, con principios muy diferente de los de Occidente y dirigidos a lo natural.
Esta manera de ver la vida se refleja en la alimentación a través del vegetarianismo. El vegetarianismo tiene variantes dependiendo de los alimentos que utiliza. Por lo tanto tenemos:
- Alimentación vegetariana – si sólo utiliza los alimentos de origen vegetal. En este grupo hay varios subgrupos con otras restricciones, tales como comer sólo cereal o fruta o alimentos crudos.
- Alimentación lacto-vegetariana – si a la par de alimentos de origen vegetal también son utilizados la leche y productos derivados de él.
- Alimentación ovo-lacto-vegetariana – los alimentos permitidos son los de origen vegetal, leche y sus derivados y el huevo.
Los principales problemas que se presentan en una dieta vegetariana son:
- La falta de nutrientes que no existen o existen en pequeñas cantidades en los alimentos de origen vegetal. Por ejemplo, vitaminas A, B12 y D son exclusivos de alimentos de origen animal. Calcio, hierro y vitamina B2 existen en pequeñas cantidades en los alimentos vegetales.
- La falta de proteína. A pesar de las proteínas existir en cantidades suficientes en diversos alimentos vegetales, como cereales – arroz, cebada, avena, centeno, cebada, maíz y trigo – y legumbres – guisantes, habas, garbanzos, lentejas, soja y altramuces – estas proteínas son de menor valor biológico, porque son desequilibradas en la proporción de aminoácidos esenciales.
- La falta de algunos ácidos grasos que se encuentran en las grasas animales.
- Dieta menos variada, puesto que la variedad de alimentos disponibles es más reducida.
La alimentación vegetariana, por las limitaciones que tienen en ciertos nutrientes, es de riesgo, particularmente en sujetos en fase de crecimiento, en mujeres embarazadas y ancianos. En los adultos, desde que se combine debidamente los cereales y las leguminosas de modo que el déficit proteico no sea deficitario, pueden optar por este régimen. Sin embargo, la opción por la alimentación ovo-lacto-vegetariana es aquella que, con mayor facilidad, permite combinar mejor las necesidades nutricionales con la abolición de carne y el pescado de la alimentación.
Por ser un tipo de fuente de energía marginal, es decir, practicada por unos pocos, hay pocos lugares para la venta de productos específicos, así como la cantidad de los mismos. Por esta razón, el precio es un poco alto dado que la demanda no es suficiente.
En un momento en que se cuestiona la calidad de la carne y del pescado que surgen en el mercado y que se sabe de la contribución del exceso de consumo de carne en la aparición de enfermedades – cardiovasculares, obesidad y otras asociadas – crece la necesidad de optar por otros regímenes alimentarios. Pero el disparo de las enfermedades anteriormente mencionadas están no en el consumo de productos de origen animal sino en la excesiva ingesta en que esos productos entran en la alimentación occidental.