La postmodernidad o postmodernismo es la condición socio-cultural y estética que prevalece en el capitalismo contemporáneo después de la caída del Muro de Berlín y la consecuente crisis de las ideologías que dominaron el siglo XX. El uso del término se volvió corriente, aunque hay controversia en cuanto a su significado y relevancia.
Algunas escuelas de pensamiento señalan el posmodernismo como un agotamiento del movimiento modernista que dominó la estética y cultura hasta fines del siglo XX sustituyendo así, la modernidad. Otros afirman que la posmodernidad sería la extensión de la modernidad, englobándola para cubrir el desarrollo en el mundo, donde se produjo la pérdida del aura del objeto artístico por su reproducción en múltiples formas (fotografías, videos…).
Según Jean-François Lyotard, la ‘condición posmoderna’ se caracteriza por el fin de los metarrelatos. Los esquemas explicativos más importantes han caído en el descrédito, y no habría ‘garantías’, ya que incluso la ‘ciencia’ ya no puede ser considerada como fuente de verdad.
Para el crítico marxista estadounidense Fredric Jameson, la postmodernidad es la lógica cultural del capitalismo tardío, que corresponde a la tercera fase del capitalismo.
Otros autores prefieren evitar el término. El sociólogo polaco Zygmunt Bauman prefiere utilizar el término ‘modernidad líquida’ –una realidad ambigua, multiforme, en el que, como en las clásicas palabras del Manifiesto Comunista, todo lo sólido se desvanece en el aire–.
El filósofo francés Gilles Lipovetsky prefiere el término ‘hiper’, teniendo en cuenta el hecho de que se ha producido una ruptura con los tiempos modernos. Según Lipovetsky, los tiempos siguen siendo modernos pero con una exacerbación de ciertas características de las sociedades modernas, tales como el individualismo, el consumismo, la ética hedonista y la fragmentación del tiempo y del espacio.
Ya el filósofo alemán Jürgen Habermas relaciona el concepto de posmodernidad a las tendencias políticas y culturales neoconservadoras, determinadas a combatir los ideales ilustrados.
Génesis de la posmodernidad
La segunda mitad del siglo XX fue testigo de un proceso de cambio sin precedentes en la historia del pensamiento y de la técnica. Al lado de la aceleración abrumadora en tecnologías de la comunicación, las artes, los materiales y los cambios genéticos ocurrieron cambios paradigmáticos en el modo de pensar de la sociedad y sus instituciones.
En general, los críticos apuntan a las raíces de la mayoría de los conceptos sobre el hombre y sus aspectos, constituidos en el siglo XV y consolidados en el siglo XVIII. La Modernidad surgida en ese periodo es criticada en sus pilares fundamentales, como la creencia en la verdad, alcanzable por la razón y la linealidad histórica rumbo al progreso. Para sustituir esos dogmas, son propuestos nuevos valores, menos cerrados y categorizantes. Estos servirían de base para el periodo que se intenta anunciar –en el pensamiento, en la ciencia y en la tecnología– de superación de la Modernidad. Sería, entonces, el primer periodo histórico al ya nacer bautizado: la posmodernidad.
Historia
Algunos autores, como Lyotard y Baudrillard, creen que la modernidad terminó en el siglo XX y a pesar de haber definido un periodo siguiente a la modernidad, nombrado posmodernidad; otros como Bauman y Giddens, extenderían la modernidad para cubrir el desarrollo denotado por la posmodernidad; y hay también quien afirma que la modernidad acabó con la Era Victoriana en 1900.
El postmodernismo ha pasado por dos fases relativamente distintas: el inicio por primera vez en 1950 y terminando con la Guerra Fría (medios analógicos) y el segundo iniciado a principio del fin de la Guerra Fría (medios digitales).
La segunda fase de la posmodernidad se define por lo digital –máquinas de fax, módems, nuevos medios de información, Internet– que alteraron la condición histórica dramáticamente: la producción de información digital supone la permisividad otorgada a individuos de modificar el entorno mediático y crear divergencias en cuanto a opiniones de sucesos. Esto ha llevado a crear conflictos asociados al capital intelectual y ha permitido la creación de una nueva economía de la información.
Los defensores de esta posición argumentan que la capacidad de manipular los elementos de la cultura popular, la World Wide Web (www), el uso de motores de búsqueda, para el conocimiento de indexación y de telecomunicaciones estaban produciendo una convergencia que estaría marcada por el surgimiento de la cultura participativa.
Post-modernidad, globalización e identidad cultural
Stuart Hall determina que se está produciendo una crisis de identidad cultural a partir de la fragmentación del hombre moderno enfatizando el surgimiento de nuevas identidades, principalmente por el proceso de globalización.
La globalización alteraría las nociones de tiempo y de espacio, desalojaría el sistema social y las estructuras fijas y posibilitaría el surgimiento de una pluralidad de los centros de ejercicio del poder.
Desde la década de 1980, se desarrolla un proceso de construcción de una cultura global. No sólo la cultura de masas sino un sistema del mundo real que acompaña a la realidad económica y política derivada de la globalización.
La post-modernidad, que es el aspecto cultural de la sociedad post-industrial, cae en este contexto como un conjunto de valores que orientan a la producción cultural posterior. Entre ellas, la multiplicidad, la fragmentación y la entropía –que, con la aceptación de todos los estilos y propósitos estéticos, pretende la inclusión de todas las culturas como mercados consumidores. En el modelo posindustrial de producción, que privilegia servicios e información sobre la producción material, la Comunicación y la Industria Cultural ganan papeles fundamentales en la difusión de ideas del nuevo sistema.
Estética posmoderna
Los medios de comunicación, utilizándose su capacidad para alcanzar más sentidos humanos (visión y audición), tienen un potencial más rico para transmitir su mensaje y su visión de realidad.
La literatura, la música y la poesía dependen de un grado alto de abstracción e interacción lógica con el intelecto. No obstante, otras artes más antiguas ya tuvieron sus momentos de mezcla entre ficción y realidad, como las pinturas rupestres de las cavernas del hombre prehistórico o la escultura de las primeras civilizaciones con dimensiones reales. Hoy, sin embargo, están en la esfera del arte, o la ficción.
La estética posmoderna tiene diferencias fundamentales con respecto a todo lo que vino antes que ella, incluyendo toda la estética modernista. Incluso las características fundamentales de la estética moderna, la nueva ruptura, y la vanguardia son desatendidas por el posmoderno. Ya no hay que innovar o ser original.
En la posmodernidad, los artistas tienen mayores oportunidades para comunicarse, pero el número incalculable de tendencias y lenguajes hace imposible cualquier unidad formal a lo largo del tiempo o el espacio.
Las similitudes estéticas entre los productos son probablemente una consecuencia de las condiciones de producción y circulación, ya que uno de los efectos conocidos de la globalización es la homogeneización de las relaciones de los hábitos de producción y consumo. De ahí viene el Neohistoricismo o Nuevo historicismo, que es una mezcla de todos los estilos históricos en los productos del período definido.