El kiwi es la fruta de algunas especies del género Actinidia y sus híbridos. El mismo es originario del sur de China, habiendo sido incluso señalado como fruto nacional de dicho país. De allí, el kiwi fue llevado para Nueva Zelanda, donde se extendió a lo largo de toda Europa, América del Norte y América del Sur. La fruta es típica de los climas templados, desarrollándose a temperaturas por debajo de los 15 °C.
El kiwi es una fruta oval y presenta una cáscara fibrosa, de coloración marrón verdosa, que reviste una pulpa verde brillosa. Cuando alcanza su maduración es suave, jugosa y posee un sabor dulce y ligeramente ácido. El kiwi comenzó a ser incorporado en la alimentación sudamericana de forma reciente siendo su siembra concentrada en determinadas regiones.
El fruto es una gran fuente de vitaminas A, C, E, complejo B y minerales como potasio, magnesio, cobre y fosfatos. Además, el kiwi tiene propiedades anticancerígenas, antioxidantes y antiinflamatorias. Debido a su gran cantidad de fibras, también tiene efectos laxantes.
El kiwi es consumido directamente de la naturaleza, además de ser empleado en la producción de zumos, pasteles y helados. Debido a la presencia de la enzima actinidina (C10H13N), la fruta puede utilizarse también como un ablandador de carne natural. En el momento de la compra, le recomendamos que elija frutas firmes y dejarlos madurar en casa.
El mayor productor mundial de kiwis es Italia, seguido por Nueva Zelanda, Chile, Francia, Grecia, Japón y Estados Unidos. Aunque la fruta se originó en China, el país nunca ha sido, de hecho, un importante exportador de los mismos.