La descomposición del material orgánico causado por la acción bacteriana da lugar a un gas con un olor característico a huevo podrido: el ácido sulfhídrico (H2S) también llamado de sulfuro de hidrógeno. Los efectos de ese gas en nuestro organismo son peligrosos, él afecta a las mucosas respiratoria y ocular provocando fuertes irritaciones y compromete la salud del individuo que tiene contacto con el gas. El ácido sulfhídrico solo es formado en la ausencia del oxígeno, y puede ser encontrado en ríos contaminados y estaciones de tratamiento de aguas residuales, como resultado de los procesos de biodegradación.
Una prueba bien práctica puede aplicarse con la finalidad de detectar los niveles de gas de sulfuro de hidrógeno en un determinado entorno contaminado. Un papel filtro y solución acuosa de acetato de plomo sirven para este fin. La prueba es simple: consiste en sumergir el papel filtro en la solución de acetato de plomo, de firma que quede bien humedecido. Exponemos este papel en las proximidades de la región a ser analizada: si el papel cambia de color blanco para un color oscuro (negro), se puede decir que el ambiente analizado está contaminado de ácido sulfhídrico.
La reacción química en la prueba es la siguiente:
Pb (H3CCOO)2 (aq) + H2S (g) → PbS + 2 H3CCOOH (aq)
Observe la formación del sulfuro de plomo en la reacción, la formación de esa sal insoluble es responsable del campo del color en el papel.
El gas de sulfuro de hidrógeno es útil en los laboratorios de química, utilizado principalmente para identificar diferentes iones metálicos, tales como plomo (Pb2 +), por ejemplo.