La mamba verde oriental, una serpiente altamente venenosa © H. Krisp
Todas las serpientes venenosas tienen una glándula productora de veneno que se encuentra en el maxilar superior. A pesar de algunas serpientes no tener dientes inoculadores de veneno, la mayoría consigue inyectar su veneno a través de una dentición especializada, que puede ser clasificada como aglifas, opistoglifas, proteroglifas y solenoglifas.
Las serpientes aglifas, también llamadas aglifodontes, poseen todos los dientes iguales y macizos, sin ningún canal o surco para el paso del veneno. Estas serpientes tienden a sostener a sus presas, enrollándose alrededor de ellas, matándolas por asfixia y constricción, siendo su mordedura causante de serias heridas. Ejemplos son las boas y culebras.
Las serpientes opistoglifas, también llamadas opistoglifodontes, están equipadas con uno o más pares de colmillos en la región posterior de la mandíbula superior, con canales a través del cual pasa el veneno. La localización de sus presas dificulta la inoculación del veneno; y, por esta razón, sus picaduras, en su mayor parte, no causan accidentes graves. Las serpientes opistoglifas no representan ningún peligro para el hombre. Ejemplos: la falsa coral y las bejuquillas.
Las serpientes proteroglifas, también llamadas proteroglifodontes, tienen colmillos, situados en la parte anterior de la mandíbula superior, con canales para el paso del veneno. Son serpientes que tienen una boca pequeña, que complica la inoculación del veneno, sin embargo su picadura puede ser mortal. Presentan gran peligro para el hombre. Ejemplos: las serpiente del coral (Micrurus diastema, Micrurus elegans…).
Las serpientes solenoglifas, también llamados solenoglifodontes, están dotadas de grandes dientes inoculadores (de venenos huecos), que se encuentran en la región de la mandíbula superior y que sobresalen cuando la serpiente abre la boca. Debido a la ubicación de la presa, la inoculación del veneno de estas serpientes es extremadamente eficiente. Representan un gran peligro para el hombre. Ejemplos: las serpiente de cascabel.