El petróleo se compone principalmente de diversos hidrocarburos y, en porcentajes menores, también de nitrógeno, azufre y oxígeno.
Así, accidentes donde hay derrame de petróleo en el mar, provocan que esos compuestos afecten a vegetaciones, peces, mamíferos y toda la vida animal y vegetal de determinado ecosistema. El petróleo acaba primero con el plancton, es decir, los microorganismos vegetales y animales de los cuales los peces se alimentan. De esta manera, se produce una reacción en cadena:
- Los peces de las profundidades del mar que se alimentan de residuos terminan siendo envenenados y muere.
- La luz del sol es bloqueada, así las algas no realizan más la fotosíntesis (reacción en que se retira el gas carbónico – CO2 – y se libera oxígeno – O2 – para el ambiente). El resultado es que los peces de la superficie mueren por falta de oxígeno o mueren intoxicados por el petróleo arrojado.
- Las sustancias tóxicas se acumulan en los tejidos de los mamíferos, tortugas y peces, causando trastornos reproductivos y cerebrales.
- Las plumas de las aves están impregnadas con petróleo y terminan hundiéndose y muriendo ahogadas.
- Los manglares próximos tienen las raíces de sus árboles impregnados por el petróleo y así mueren. Peces, crustáceos y otros animales, que viven en las proximidades del pantano, mueren por la falta de estos árboles.
Animales como tortugas, peces, aves marinas y mamíferos mueren envenenados por el petróleo arrojado en el mar
Lo más preocupante es que los accidentes por grandes petrolíferos contaminan gravemente el medio afectado y provoca la catástrofe ecológica descrita; por otro lado, la mayor parte de la contaminación es causada por pequeñas fugas de aceite, de motores de barcos y de vehículos, que son llevados por la lluvia hasta los mares y océanos cercanos.
Así, el impacto de estas filtraciones sobre el ecosistema acuático es desgarrador y muy difícil de ser estimado.