En el estudio de las civilizaciones precolombinas, se suele recurrir a la triada clásica formada por tres civilizaciones principales de aztecas, incas y mayas. Sin embargo, no podemos creer que el estudio de las civilizaciones que surgieron en América, pueda resumir el conocimiento en apenas tres tipos de culturas. Antes de estas grandes civilizaciones, existieron otros pueblos indígenas que llegaron a influenciar a los pueblos posteriores.
Este es el caso de la cultura moche. Los mochicas vivían en la región del altiplano en el actual norte de Perú, cuya permanencia data entre los siglos I y VIII de la era cristiana. Dotados de una agricultura intensiva, los mochicas lograron extraer las riquezas naturales de la región y aumentar el número de tierras cultivables por medio de un ingenioso sistema de acueductos. Además de ser hábiles agricultores, también dejaron una serie de huellas que demuestran sus habilidades en el trabajo con cerámica y metales preciosos.
A lo largo de su historia, la cultura Moche desarrolló una serie de ciudades distribuidas en los valles de Moche y Chicana, en Perú, que se extienden a las regiones de los Andes y el Pacífico. Provistos con una fuerte tradición religiosa, las personas de esta cultura habían formado un Estado controlado por una clase sacerdotal. Aprovechando su estrecha interacción con los dioses, estos sacerdotes dominaron la escena política formando una confederación entre las diversas ciudades-estado de la región.
Entre los grandes edificios de la cultura moche la gente puede poner de relieve sus tuberías capaces de suministrar agua a regiones remotas. Otro legado arquitectónico es el Templo del Sol, una construcción con más de 50 millones de ladrillos. Con gran habilidad en el manejo de adobe y de los metales, también crearon un material impresionante sobre herramientas, figuras y ornamentos.
La causa de la desaparición de esta civilización está estrechamente vinculada al cambio climático en la región. Fenómenos que hoy conocemos como El Niño, crearon los períodos de extrema sequía seguida de inundaciones sucesivas. La inestabilidad climática fue el principal responsable de la desaparición de esta civilización en el siglo VIII, habiendo abandonado sus centros urbanos.