La búsqueda de la mayor temperatura soportada por el cuerpo humano tuvo su inicio en el siglo XVIII, por medio del médico inglés Charles Blagden, y de una forma poco común: el señor Blagen decidió entrar en una sala calentada a 105ºC, habiendo conseguido permanecer en el lugar durante 15 minutos. Pruebas más recientes y menos peligrosas fueron capaces de descubrir la temperatura exacta máxima que podemos soportar: 127ºC durante 20 minutos.
De hecho, el sudor es en gran parte responsable de soportar altas temperaturas. En consecuencia, cuando el aire es seco, puede soportar temperaturas más altas, ya que el sudor extrae calor del cuerpo y evapora. Ya cuando el aire está húmedo, cualquier temperatura por encima de los 40ºC puede volverse insoportable, dado que no encuentra las condiciones de evaporar y amenizar la temperatura corporal.
