En general, la mayoría de los libros de texto suele vincular el surgimiento del comunismo sobre la base de la teoría señalada por Karl Marx y Friedrich Engels. Sin embargo, esta idea de que el comunismo sería el resultado de un mero reflejo de dos teóricos del siglo XIX se puede ver en otro prisma. Para entender el comunismo como una experiencia social vivida, al mismo tiempo, se debe buscar las huellas de esta misma experiencia en el habla de otros pensadores.
El comunismo puede ser entendido como un cierto tipo de orden social, donde las desigualdades políticas y económicas serían sistemáticamente eliminadas. Por esta premisa, la experiencia comunista parte de un supuesto común, donde la desigualdad social genera problemas que se desarrollan en temas como la violencia, la pobreza y las guerras. La intención de prohibir las diferencias entre hombres termina convirtiendo el comunismo en una utopía inalcanzable en la práctica histórica.
En la Grecia antigua, el filósofo Platón tenía como objetivo elaborar un modelo ideal de gobierno, donde la propiedad privada y las familias fueran extinguidas. El fin de la familia y de la propiedad reforzaba una comunidad ideal que puso en segundo plano los intereses individuales y familiares. La unión sexual debe tener un carácter temporal y la cría de los niños sería la responsabilidad del Estado. Sin abordar la cuestión de la esclavitud, el pensamiento platónico no tejió una crítica total a los valores de sus contemporáneos.
Durante la Edad Media, la crisis del sistema feudal y el gran enriquecimiento de la Iglesia promovieron la formación de movimientos que trataron de eliminar las desigualdades. Inspirado por una fuerte tendencia del discurso religioso, algunas de las herejías medievales no sólo criticaron las injusticias de su tiempo. Incorporando una tendencia más radical, algunos movimientos religiosos de esta época abogaban por la abolición de la nobleza y la revuelta de la clase campesina como los mecanismos de la justicia social.
Durante el ascenso de la burguesía mercantil, otros pensadores también se preocuparon de criticar a los valores de su tiempo a favor de una sociedad ideal. En el siglo XVI, el filósofo británico Tomás Moro escribió el libro Utopía, donde asentaba las bases del comunismo por medio de mecanismos que subordinaban el sentido de la individualidad a favor del colectivismo. Contrariamente a la tendencia del pensamiento renacentista (individualismo), Tomás Moro buscó una mayor comunión social.
En el siglo siguiente, el advenimiento de la Revolución Inglesa fue visto como una experiencia histórica que dio espacio a las prácticas comunistas. En medio de reclamos de aumento burguesía británica, los trabajadores urbanos y campesinos exigieron el fin de la propiedad privada y la colectivización de la riqueza misma. En ese momento, un grupo conocido como diggers, plantaba lotes públicos y distribuía el alimento a la población.
El desarrollo de la sociedad capitalista trajo una nueva inspiración para el pensamiento comunista. El auge de esos intentos de explicación de las desigualdades surgió con los presupuestos del socialismo científico de Karl Marx y Friedrich Engels. Inspirado por la dialéctica hegeliana y la interpretación de las sociedades históricas, esos buscadores trataron de hallar en la realidad material la construcción de un argumento que colocó en el antagonismo de las clases sociales las bases para transformar el nuevo mundo.
Por lo tanto, el socialismo lanzó una audaz propuesta para transformar el aspecto de la lucha de clases y el materialismo histórico, medios racionales de cambio. De acuerdo con el pensamiento marxista, las desigualdades se deberán eliminar cuando las clases inferiores tomen el control del Estado. El control de esta institución tendría la misión histórica de promover cambios favorables para el fin de las citadas desigualdades sociales y económicas.
Este gobierno guiado por los intereses de los trabajadores, con el tiempo, reforzaría las prácticas y costumbres en favor del comunismo. De acuerdo con el pensamiento socialista, la imposición del comunismo real sólo ocurre cuando el Estado, entendido como una institución de control, fuera abolido en favor de una sociedad en la que la riqueza se dividiera por igual a todos aquellos que contribuyen con su fuerza de trabajo.