Científico es la persona que cultiva o que es un experto en una ciencia y la ciencia es un proceso definido en el punto anterior. Si aceptamos estas premisas, la conclusión es que el conocimiento científico es viable para la reproducción, mientras que el científico es aquel que, de alguna manera, permite cultivar esos conocimientos. Es importante señalar aquí que a menudo lo que se espera reproducir es un dato probabilístico sujeta a variables y factores del contexto y no una verdad absoluta.
Todos los seres humanos nos comportamos como científicos. Ser científico no es una etiqueta sino que consiste en mantener una actitud científica. La calificación se utiliza a menudo cuando nos referimos a las personas que usan sus talentos científicos como una forma de vida, siendo así los científicos profesionales con métodos rigurosos.
La filosofía, por ejemplo, es un campo de actuación mucho más amplio que el dictado por la regla científica fundamental. Podríamos decir que la filosofía consiste en la ciencia, aunque esta idea no resulta atractiva para algunos científicos. Sin embargo, nunca se podría decir que la ciencia actúa como filosofía.
El cultivo de la ciencia puede ser a través de la observación de todos o algunos de sus nobles objetivos, que son:
- 1) la adquisición, transmisión y aplicación del conocimiento científico de forma sistematizada.
- 2) la producción y difusión de nuevos conocimientos. Visto desde esta perspectiva, los científicos pueden ser: el estudiante y/o profesores y/o título profesional en cualquier ciencia; el técnico; el investigador de la ciencia; el teórico de la ciencia y el autor de artículos científicos informando de sus propias ideas y/o revisiones. Bajo un punto de vista más riguroso, el científico sería capaz de dominar todas las técnicas asociadas a los objetivos de la investigación.