El ciclo de las rocas abarca la génesis y transformación de las rocas de un tipo en otros, en un proceso continuo y cíclico, testimonio de la Tierra como un sistema dinámico.
Todas las rocas tienen origen en otras preexistentes, y consonante a las condiciones en que son colocadas, así podrán dar origen a otro tipo de roca cualquiera.
Por ejemplo, una roca para formarse tendrá que tener origen en sedimentos. ¿Y de dónde vienen los sedimentos?
Se forman a partir de la meteorización (1) y erosión de otras rocas que se encuentran en la superficie, sean ellas magmáticas, sedimentarias o metamórficas. Por diagénesis (2), estos sedimentos darán origen a una roca sedimentaria consolidada.
Del mismo modo, cualquier roca que sea sometida a presiones y temperaturas elevadas (3), será sujeto a metamorfismo. Pero si la temperatura y la presión aumentaron, la roca terminará por fundirse (4) y dar origen al magma. Cuando el magma se enfría y solidifica (5) se forma una roca magmática. Si el magma se solidifica en profundidad será una roca magmática intrusiva (o plutónica), o si fuera traído hacia la superficie por procesos de volcanismo originará una roca magmática extrusiva (o volcánica).