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Cañones militares

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Cañones militares

La historia del cañón militar cubre varias partes de la historia. Fue utilizado por primera vez en China, donde se usó como una de las formas más tempranas de artillería alimentada por la pólvora, en sustitución de las antiguas armas de asedio y otras armas obsoletas. El primer cañón de Europa fue utilizado probablemente en Iberia, durante el conflicto entre la civilización islámica y los españoles, en el siglo XIII. Se presume que su primer uso en el Oriente también ha sido documentado en ese momento.

El cañón inglés se utilizó por primera vez en la Guerra de los Cien Años, en la batalla de Crécy, en 1346. Fue durante la Edad Media que el cañón se volvió una herramienta estándar y efectiva, tanto en las funciones de anti-infantería y artillería como en asedios.

El cañón militar chino

Antes de la invención del cañón, armas de proyectiles ya se utilizaron en Oriente haciendo uso de aire comprimido y energía de vapor. El cañón accionado por pólvora fue desarrollado por primera vez en China. Al igual que otras armas ligeras, los cañones eran descendientes de la lanza de fuego, una de las primeras armas de fuego de la historia usadas como lanzallamas primitivo. A veces, colocaban metralla dentro de los tubos de lanzas de fuego para que ellas pudiesen alcanzar los objetivos con las llamas.

Por último, el bambú y el papel, que se utilizaron originalmente para construir la lanza de fuego, fueron sustituidos por el metal. La primera descripción de un arma de fuego es una escultura en una cueva en Sichuan, que data del siglo XII, donde se muestra un individuo portador de un objeto en forma de vaso, lanzando llamas y otros objetos de formas redondeadas. El arma más antigua todavía existente es de 1288.

La primera batalla documentada con uso de la artillería de pólvora sucedía el 28 de enero 1132, cuando el general de la dinastía Song, Han Shizhong utiliza el huochong (otra arma de fuego antigua) para capturar la ciudad de Fujian. El cañón más antiguo que se conoce data de 1282, y fue encontrado en Manchuria, Mongolia. En 1341, Xian Zhang escribió que aquella munición era capaz de perforar el corazón o la barriga de un hombre o de un caballo, pudiendo atravesar muchas personas con un único disparo. China desarrolló más de 3000 cañones de hierro y bronce en la Gran Muralla para su defensa de los mongoles que, posteriormente, irían a capturar.

Después de la subida de la dinastía Ming, el cañón se limitó inicialmente a las operaciones de mantenimiento de la paz al sur de la frontera, incluyendo una victoria contundente sobre una manada de soldados con elefantes en 1380. Las armas llegaron a la frontera norte en 1414, donde su poder tenía un gran efecto sobre las Oirates (tribus nómadas dedicadas al pastoreo), y, al parecer mató a cientos de mongoles. En 1593, en el Cerco de Pyongyang, 40.000 soldados Ming fueron enviados portando cañones para bombardear una fuerza japonesa igualada en tamaño. A pesar de ambas fuerzas ser similares, los japoneses fueron derrotados en un día debido al poder de los cañones. Durante la Guerra Imjin en Corea, los chinos ya utilizaban ampliamente la artillería de pólvora, en combates terrestres y marítimos.

El cañón islámico

El fallecido historiador Ahmad Yousef Al-Hassan dijo que el primer cañón de la historia apareció en la batalla de Ain Jalut en 1260, cuando los mamelucos utilizaron el arma contra los mongoles, con una fórmula de la pólvora mucho antes de que se conociera en China o en Europa. Otros historiadores, como Iqtidar Alam Khan, afirman lo contrario, es decir, los invasores mongoles fueron quienes introdujeron el uso de la pólvora en el mundo islámico, y cita la negativa a utilizar las tropas de mamelucos armados con los primeros cañones como un primer ejemplo de cómo se iniciaron las armas de fuego con una amplia aceptación en el Medio Oriente.

El sultán otomano Mehmed II, el Conquistador, fue conocido por el uso de cañones gigantes para capturar Constantinopla en 1453. A Urban, ingeniero húngaro, se le atribuye la introducción de estos cañones en Europa Central y en el Reino Otomano. El instrumento podía lanzar piedras o bolas metálicas pesadas a más de 1,5 kilómetros de distancia, con un ruido posible de ser escuchado en una distancia superior a 15 kilómetros.

Un poco más tarde, el enorme Cañón de Dardanelos fue construido. Fue hecho de bronce y tuvo dos partes principales: la boca del cañón y la recámara, que juntos pesaban más de 18 toneladas. Ambas partes estaban dispuestas para facilitar el transporte. El cañón fue desarrollado por Munir Ali en 1464, y seguiría en funcionamiento durante más de 300 años hasta 1807, cuando la Escuadra Real Británica inició la Operación Dardanelos. Las fuerzas turcas realizaron un ataque con el Cañón de los Dardanelos atacando los buques británicos. La marina sufrió 28 bajas debido al bombardeamiento. En 1886, por ocasión de una visita diplomática, el sultán Abdulaziz dio el Cañón de los Dardanelos a la Reina Victoria como un regalo. Así, el Cañón se volvió parte de la colección de Armamentos Reales, siendo exhibido para visitantes en la Torre de Londres y, posteriormente, transferido para el Fuerte Nelson, en Portsmouth.

El cañón de la Europa Medieval

Los andaluces usaron los cañones de los moros en los cercos de Sevilla, en 1248, y Niebla, en 1262. En ese tiempo, las armas de fuego de mano ya estaban en uso, con unidades formando pelotones con ballesteros. En España, los cañones comenzaron a ser usados en la misma época.

El primer cañón de metal europeo fue el francés pot-de-fer. Cargado con municiones similares a las flechas, envueltas en cuero para permitir una mayor capacidad de perforación, el cañón resultaba letal. Ese cañón era accionado encendiendo una chispa a través de un agujero que conecta con el compartimento exterior de la pólvora. Esta arma, y otras similares, se han utilizado en Inglaterra y Francia durante la Guerra de los Cien Años, pasando a ser de uso real en el campo de batalla europeo. Sin embargo, los cañones todavía eran una herramienta relativamente rara y poco común.

El cañón ruso apareció en 1380, y por lo general se utilizó para defender posiciones de asedios enemigos. Al mismo tiempo, el Imperio Bizantino comenzó a producir su propio cañón para enfrentarse a la amenaza otomana, comenzando con armas medianas, de 90 cm de largo. El primer uso efectivo de esa artillería en la región fue contra el asedio otomano de Constantinopla en 1396, cuando los defensores de los bizantinos lograron suprimir el ataque otomano. Después de esto, los otomanos construyeron sus propias armas y rodearon la capital bizantina en 1422, haciendo de uso de armas de fuego que eran más cortas, pero con un mayor calibre.

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