Cuentan las varias versiones del mito griego que Prometeo es el creador de la humanidad. Prometeo era un hijo de Titanes, hijo de Jápeto y Clímene y hermano de Epimeteo. Atlas y Menecio se unieron a Kronos en la batalla de los Titanes contra los dioses del Olimpo y, al haber fracasado, fueron castigados por el dios Zeus que entonces era el mayor de todos los dioses.
Cuéntanos las diferentes versiones del mito griego de Prometeo (lo que se ve antes o prudente, con visión de futuro) es el creador de la humanidad. Fue un hijo de Titán, de Jápeto y Clímene y hermano de Epimeteo (lo que ves a continuación, sin consecuencias), Menecio y Atlas. Los dos últimos se han unido a Kronos en la batalla de los Titanes contra los Olímpicos, y no había, fueron castigados por Zeus, que luego se convirtió en el más grande de todos los dioses.
Previniendo el final de la guerra, Prometeo se unió a Zeus y recomendó que su hermano Epimeteo haría lo hiciese. De este modo, Prometeo fue aumentando su talento y conocimiento, que despertó la ira de Zeus, que decidió poner fin a la humanidad. Sin embargo, a petición de Prometeo, el protector de los hombres, no lo hizo. Un día, un toro se le ofreció en sacrificio a Prometeo para decidir qué partes tendrían los hombres y qué partes se ajustarían a los dioses. De este modo, Prometeo mató al toro e hizo dos sacos. Puso en una carne y en otra bolsa los huesos y grasa. Al ofrecer a Zeus para elegir, él escogió la que tenía la grasa y, por este acto, castigó a Prometeo retirándole el fuego de los humanos.
A partir de entonces, le tocó a distribuir cualidades a Epimeteo para que los seres pudieran sobrevivir. Para algunos dio velocidad, a otros, fuerza y a otros sus alas. Sin embargo, Epimeteo, que no sabía medir las consecuencias de sus actos, no dejó ninguna cualidad para los humanos lo que les dejaba desprotegidos y sin recursos.
A continuación, Prometeo entró en el Olimpo (la montaña donde vivían los dioses) y se robó una chispa de fuego para los hombres. El fuego representa la inteligencia para construir viviendas, las defensas y, a partir de ahí, forzar a la creación de leyes para la vida en comunidad. Surge así la política para que los hombres vivan colectivamente, se defiendan de animales y enemigos externos, así como desarrollar todas las técnicas.
Zeus juró venganza y pidió al dios Hefestos que hiciera una mujer de arcilla y que los cuatro vientos le soplasen y también que todas las diosas la adornasen. Esa mujer era Pandora (pan: todos, dora: presente) la primera y más bella mujer ya creada y que fue dada, como estrategia y venganza, a Epitemeo, que, alertado por su hermano, rechazó el presente.
Aún más furioso, Zeus dejó encadenado a Prometeo una montaña y le impuso un castigo doloroso, en el que un ave de rapiña le devoraba su hígado durante el día y la noche y que este se regenerase de modo que el otro día otra vez fuese devorado, y así por toda la eternidad.
Sin embargo, para disfrazar su crueldad, Zeus extendió el rumor de que Prometeo había sido invitado al Olimpo por Atenea, con una historia de amor secreto. Así, Epimeteo, por temor a la suerte de su hermano, se casó con Pandora que, al abrir una caja enviada como presente (y que Prometeo le había avisado de no hacerlo) repartió todas las desgracias sobre la humanidad (el trabajo, la vejez, la enfermedad, las plagas, los vicios, las mentiras…) quedando dentro de ella una esperanza ilusoria.
Por lo tanto, el mito de la caja de Pandora representa que al hombre imprudente y temeroso son atribuidos los males humanos como consecuencia de su falta de conocimiento y previsión. También resulta curioso observar como el hombre depende de su inteligencia para no quedar atrapado por el destino, el clima fatídico y de los propios humanos.