En dos localidades se preservan restos de pinturas indias previos al año 100 de nuestra era. Los fantásticos murales de las cuevas de Ajanta cubren el periodo comprendido entre los años 200 a.C. y 650 d.C. Los más antiguos representan figuras indígenas de noble aspecto y fuerte sensualidad. Las pinturas de la cueva de Jogimara en Orissa pertenecen a dos periodos, al siglo I a.C. y a la etapa medieval, las iniciales de dibujo más vigoroso y mejor calidad que las segundas.
En el periodo gupta se alcanzó la etapa clásica del arte indio, al mismo tiempo sereno y enérgico, espiritual y voluptuoso. El arte era el medio explícito de dar a conocer los conceptos espirituales y, a través de la pintura sobre rollos, se representaba la recompensa del bien y las hazañas del maligno en el mundo. En tres de las cuevas de Ajanta se preservan pinturas pertenecientes a este periodo, entre las que hay representaciones de budas, mujeres dormidas y escenas de amor. En Bamian, Afganistán, se ha encontrado otro conjunto de murales budistas en los que queda que es manifiesto la destreza de los artistas para representar cualquier postura humana. Los asuntos van desde lo sublime a lo grotesco y denotan una fuerza enfática y sublimada. Las pinturas de la primera y segunda cuevas de Ajanta datan de comienzos del siglo VII y tienen un estilo muy parecido a las de la etapa gupta. Representan bacanales del género que se repite en el arte budista desde el periodo Kusana en hacia delante. Igualmente atrayentes son las pinturas de Jain Pallava (siglo VII) descubiertas recientemente en una capilla rupestre de Sittanavasal, en el estado de Tamil Nadu. En Ellora se han encontrado restos de murales de finales del siglo VIII, cuyos asuntos, como un jinete cabalgando sobre un león y relaciones de figuras flotando entre las nubes, se anticipan a los asuntos característicos del estilo medieval.
Los exclusivos archivos pertenecientes a la escuela de Pala (750-1200) que se preservan son dos manuscritos ilustrados desarrollados en hojas de palma (Biblioteca de la Universidad de Cambridge, Reino Unido), de principios y de mediados del siglo XI respectivamente, con un total de 51 miniaturas, que representan deidades budistas y escenas de la vida de Buda. Se trata incuestionablemente de imitaciones de composiciones convencionales.
En Lalitpur, Gujarāt, se conserva un Kalpa Sutra (manual de liturgia religiosa) del año 1237, ilustrado en hoja de palma. La gran diversidad de escenas representadas aporta una preciada revelación de los usos, tradiciones y vestidos de la cultura de Gujarāt, cuya pintura era una continuación del estilo primitivo occidental indio; los frescos de Ellora representan una etapa intermedia de desarrollo.
La pintura rajputa floreció en Rajputana, Bundelkhand (actualmente parte de Madhya Pradesh), y en el Punjab entre los siglos XVI y XIX. Se basaba en la iluminación de manuscritos con motivos decorativos planos, de brillantes colores, que se parecían a la pintura persa y mogola del mismo periodo. Es una pintura popular refinada y lírica que ilustra las epopeyas hindúes convencionales, especialmente la vida del dios Krishna.
La pintura mogola, derivada de la sofisticada tradición persa, era un arte cortesano patrocinado por los emperadores. Reflejaba un interés exclusivo por la vida seglar y se encargaba básicamente en el retrato y en la crónica histórica. Los manuscritos o las hojas de álbum sueltas están desarrollados con un detalle realista de gran precisión y denotan la influencia occidental. Las obras iban selladas por sus autores, de los que se conocen hasta 100 nombres.
Hacia finales del siglo XIX la pintura convencional india se encontraba desapareciendo; los artistas se limitaban a copiar los estilos occidentales, ya que bajo el mando británico se habían empezado a filtrar las influencias europeas. A comienzos del siglo XX se reavivó el interés por los estilos antiguos (estimulados por los estudios arqueológicos que se habían comenzado en la India a mediados del siglo anterior). Surgieron centros artísticos en Bombay, y especialmente en Benceremonia, donde muchos artistas se adhirieron a la Escuela de Arte de Calcuta y a Visva-Bharati, la universidad desarrollada en 1921 por el poeta y pintor Rabindranath Tagore para reconciliar las tradiciones indias y occidentales. Se practicaban montón de estilos desde los de Ajanta, rajputa y mogol hasta el impresionismo, el postimpresionismo y el surrealismo. Algunos artistas, entre los que se contaba Nandolol Bose, se basaron en el arte de Ajanta; otros, como Jamini Roy, hallaron su fuente de inspiración en el arte popular bengalí. Hacia mediados del siglo XX, la pintura india había adquirido aroma internacional y los artistas indios utilizaban desemejantes lenguajes en sus obras.