Los baños públicos o termas de la Antigua Roma

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Termas romanas

Las termas conformaron un sobresaliente elemento de la vida del Imperio romano. A mediados del siglo IV a.C. existían en Roma 952 baños públicos. Las termas de Caracalla, construidas en Roma hacia el 217 d.C. para el placer de las clases ociosas, podían alojar hasta 1.600 bañistas. El grande interior abovedado, en su día recubierto con mármol, contenía baños, piscinas, salas de lectura, salones, e instalaciones para hacer ejercicios. Hoy en día las miserias de estos baños ofrecen un marco magnífico para las representaciones operísticas.

Tanto las ciudades grandes como las pequeñas, tuvieron termas o baños públicos (véase Baños y termas). Bajo la República se terminaron generalmente con un vestuario (apodyterium) y habitaciones para bañarse con agua caliente, templada y fría (caldarium, tepidarium, frigidarium) junto a una zona de ejercicios llamada palestra. Las termas cerca del foro de Pompeya, construidas hacia el siglo II a.C., son un ejemplo extraordinario de los modelos más antiguos. Bajo el Imperio estas estructuras comparativamente modestas se volvieron sucesivamente más grandiosas. Ejemplos ulteriores, como los baños de Caracalla (c. 217 d.C.) en Roma tenían incluso bibliotecas, tiendas y monumentales espacios públicos abovedados, ornamentados con estatuas, mosaicos, pinturas y estucos.