Las cenizas de las erupciones volcánicas de hace 40.000 años en las capas invisibles para el ojo humano indicaron que la extinción del hombre de Neandertal se debió más a la competencia con los humanos anatómicamente modernos que por culpa de los efectos nocivos del cambio climático.
El hombre de Neandertal (Homo neanderthalensis) vivió principalmente en el Oriente Medio y Europa. Uno de los debates más controvertidos de la evolución humana se refiere a su fin; fueron diezmados en conflictos o por la competición por recursos con los hombres modernos se mezclaron con ellos o bien fueron víctimas de una erupción volcánica que condujo a su extinción.
Según la revista científica PNAS y el equipo de John Lowe, de la Universidad de Londres, durante la última etapa glacial, entre 100.000 años y 30.000 años atrás, humanos anatómicamente modernos migraron de África para eventualmente llegar hasta Europa, quedando cada vez más en contacto con los neandertales que ya habitaban el lugar.
Los registros fósiles indican que los neandertales tenían un marcado descenso de la población desde hace unos 40.000 años y casi habían desaparecido después de diez milenios. El período estuvo marcado por grandes cambios en el clima; en épocas más frías, los antiguos humanos emigraron de gran parte del norte de Europa.
Muchos investigadores consideran que el clima fue la causa principal del final de los neandertales. Una erupción volcánica masiva hace 40.000 años arrojó tanta ceniza en el aire, bloqueando la luz solar, que produjo un invierno volcánico. Se estima que la erupción liberó entre 250 a 300 kilómetros cúbicos de ceniza en la atmósfera.
Lowe y sus colegas analizaron los depósitos de cenizas conocido de varios lugares en Europa, lo que ayuda a explicar el tamaño del equipo de investigadores (un total de 42 científicos) distribuidos en Grecia, mar Egeo, Libia y Europa central. Las cenizas permiten sincronizar los registros fósiles con los climáticos durante el periodo de transición de las poblaciones humanas en la prehistoria europea.
Los resultados indican que los neandertales comenzaron a desaparecer antes de la erupción y el cambio climático, y que los humanos modernos ya estaban ocupando áreas importantes de Europa y el Norte de África en el momento de la erupción.
La migración de los humanos anatómicamente modernos también se ha asociado con el desarrollo cultural de que los neandertales no siempre podían acompañar, como las armas de piedra y mejores herramientas, objetos rituales y, probablemente, conexiones sociales que facilitasen la cohesión y cooperación en grupo.
Según la investigación de Lowe, la evidencia señala que, a escala continental, los humanos modernos eran mayor amenaza competitiva para los pueblos autóctonos que la mayor erupción volcánica en Europa, incluso combinada con los efectos de enfriamiento climático.