En Francia, durante la primera mitad del siglo XII, la bóveda de crucería apareció esporádicamente en cierto número de iglesias. Pero, la fase que iba a conducir a la construcción de las grandes catedrales francesas inició en 1137, con motivo de la construcción de la girola de la iglesia abacial de Saint-Denis, panteón real en las afueras de París. En el deambulatorio de Saint-Denis, las finas columnas que sustentan las bóvedas de crucería y la ausencia de muros divisorios entre las diferentes capillas radiales proporcionó un nuevo sentido de espacio continuo, fluido, que anticipaba las creaciones ulteriores.
Saint-Denis fue el modelo para la primera de las grandes catedrales, Notre Dame de París (comenzada en 1163), así como para una fase de experimentación orientado a la desmaterialización del muro a través de la apertura de grandes ventanales traslúcidos. El añadido de un cuarto inmueble en los alzados interiores incrementó la altura de manera vertiginosa. Este inmueble adicional, llamado triforio, consiste en un estrecho pasadizo con arquerías ubicado entre la tribuna que se halla sobre las naves laterales y el nivel de los ventanales superiores (claristorio). Las catedrales francesas de Laon y Noyon igualmente corresponden a esta primera fase.
Abadía de Saint-Denis
La iglesia abacial de Saint-Denis, en las cercanías de París, está identificada como la primera obra de la arquitectura gótica. Fue ideada por el abad Suger, que reformó absolutamente el antiguo templo. Uno de los fundamentos del nuevo estilo es la luminosidad, conseguida gracias a la desmaterialización de los muros perimetrales.